El Descendimiento cruzando el Guadalquivir
Nuestra Señora del Buen Fin en el Puente Romano
Los Dolores
La Señora de Córdoba saliendo de la Mezquita-Catedral
por la puerta de Santa Catalina
El Santo Sepulcro entrando en la Mezquita-Catedral
por la puerta del Perdón
La Soledad
De penitencia en la Mezquita-Catedral
Francisco Javier Gómez Izquierdo
El tiempo, sordo e inclemente, había privado a las Hermandades de Viernes Santos salir los tres últimos años. Los hermanos de La Soledad, Expiración, Descendimiento, Los Dolores y el Santo Sepulcro agradecieron jubilosos que este abril los cielos hayan sido razonables y permitieran honrar como merece a sus Crucificados y Señoras Madres.
Las cinco Cofradías de Viernes Santo decidieron en su tiempo hacer estación de penitencia en la Mezquita-Catedral como signo de obediencia y respeto al Cabildo contra la opinión de otras, digamos, más altaneras. ¡Cómo lucen los pasos por la Mezquita! ¡Cuán agradecidos están los cordobeses de ver a Los Dolores entrar por la puerta del Perdón! ¡Qué regalo para los turistas participar de estas bullas sagradas!
A las siete estamos en el Puente Romano a la espera del Descendimiento y la Virgen del Buen Fin. En el arco de Triunfo, cita obligada del turista, se arremolinan japoneses, catalanes, alemanes y hasta dos parejas de Briviesca. Avanzamos entre un Amazonas cosmopolita y con un regate callejero imperceptible a los turistas nos plantamos en la puerta de Santa Catalina para ver salir a Los Dolores.
Los Dolores es la Señora de Córdoba. La Virgen más venerada. Hace una semana más de veinte mil cordobeses, muchos más, presentaron sus respetos en su casa del convento de San Jacinto, en la plaza de Capuchinos, más conocida por el Cristo de los Faroles. Los Dolores en Córdoba es como la Almudena en Madrid o la Virgen del Carmen para los marineros. Impresionante la negritud del luto de sus nazarenos y la silenciosa admiración de la ciudad hacia Los Dolores. En la puerta de salida de la Catedral junto a un servidor mira respetuoso Luis Planas, el que fuera consejero y que recientemente fue devorado por Susana Díaz.
Tras la salida de la principal protagonista del Viernes Santo, el público se desparrama por la Judería. A mi doña le digo que donde mejor vamos a estar es en el patio de los Naranjos y en él nos metemos.
Entra en la Mezquita el Santo Sepulcro, solemne con capataz con librea, callados hasta los niños de las cestas. Detrás, la Soledad, que viene desde la parroquia de Santiago, fundada por nuestro paisano rey Fernando III, sobre una antigua mezquita... y como todo llega a su fin, por último entra la Hermandad de la Expiración. No. No es la última la Expiración. La última Cofradía que penitencia en la Mezquita es la del Descendimiento. La que tiene el privilegio y honor de cruzar el puente romano para llegar a su casa. Al Campo de la Verdad.