Amici Miei
Hughes
Abc
Si no fuera porque es rubio y claro como un Grimaldi pensaríamos que lo que ayer evolucionaba por el césped era Makelele redivivo. Un Makelele enriquecido con la ciencia del toque, hecho un Pirlo (un Pirlo blanco). Modric parecía movido por un insano deseo de estar en todos lados. En un lance del partido llegó a barrer un contragolpe rival como un central más. El Bernabéu, arrebatado, respondió con una ovación de las que daba a Gravesen.
El año pasado Modric llegó sin pretemporada y parece que este verano se lo ha pasado dándole a los cuadernillos Rubio, por eso hay que esperar a comprobar que esto no sea champán muscular, flor de un día. Además, es justo reconocer que en toda la media del Athletic había menos tensión que en el entrecejo de Ancelotti, al que se le reconoce que ya tenga claro el dibujo y el presumible reparto de roles. Poco a poco vamos conociendo al míster y su simpático cuerpo técnico, con un aire al reparto de Amici Miei.
Su gran novedad ha sido achicarle el espacio a Ronaldo, que antes partía desde donde nacían las jugadas, allá por las nieves del Kilimanjaro mourinhista y ahora tiene que pasearse por la delantera esperando a que alguien le ofrezca fuego.
Cristiano no conocía la espalda de los rivales, el cogote del rival. Verle ahora en posiciones de fuera de juego (la zona Higuaín) se hace raro. ¿Fuera de juego él, que era en sí mismo el juego entero? Pero no parece mala idea. En cada partido deja un remanente de fuerzas que alargará su carrera. Además, si ya aprendió el juego colectivo, ahora querrá bordar el sin balón. Por su parte, el equipo se enriquece, hibridado como un coche eléctrico, con un juego trenzado por otro interior, Isco, que además tiene la llegada de un Julen Guerrero.