Eco revolviendo documentos en Burgos
Aliado de las anécdotas, Umberto Eco aludió también a una experiencia personal para confirmar la libertad de pensamiento que, asegura, ha conseguido mantener a lo largo de su trayectoria. «Mi padre se lamentaba siempre de su patrón. Yo no había tenido jefes hasta que trabajé en una editorial que me daba toda la libertad del mundo. Pero el dueño la vendió y el nuevo propietario no se entendía conmigo. Me decía que se pasaba la vida vengándose de su padre y yo le dije que no, que yo me pasaba la vida vengando a mi padre y que por eso siempre me sentía libre para mandar a tomar por culo a mi jefe. Él me dijo que si esto era una amenaza y yo le dije que no, que solo lo hacía por diversión».