sábado, 18 de mayo de 2013

Metáforas

Morante, el jueves, en Madrid

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    En el día de Morante un juez empapeló a Blesa porque, según el auto, “en medio de una tempestad, no existe barco que, a todas luces, tenga que aguantar, ni ante la presencia de un tsunami existe peor o mejor tumbona para pasar la tarde tomando el sol”.

    Estamos, pues, donde dejamos a Fray Gerundio con sus famosos papeles de estilo para la predicación:

    –Embarcada el alma en la nave del cuerpo, se hace a la vela por el mar de este mundo; y surcando piélagos de miserias entre borrascas de contradicciones, escollos de fortunas peligrosas y bajíos de adversidades, ya zozobra, ya naufraga
    
La Justicia soltando amarras, vamos.
    
Yo leo “barco” en un auto de prisión y veo “El holandés errante” de Wagner, pero a continuación leo “tumbona” y veo el final de Kathleen Turner en “Fuego en el cuerpo”.

    Ya en la plaza, pienso que el español está más dotado para la metáfora taurina que para la metáfora marinera, aunque tratándose de Blesa, que legó a Gallardón el mástil de Calatrava en la plaza de Castilla, el redactor del auto estaba obligado a tirar de Fray Gerundio, de cuyo estilo metafórico y alegórico se valen también los revistosos en sus reseñas de la morantería andante.
    
Bajo mecenazgo mexicano, Morante es la metáfora de la tauromaquia gótica, con Manzanares, que se pone trágico por creer que tragedia viene de traje.

    Morante allanó (“¡El llano en llamas!”) con un tractor el ruedo venteño para quitarle lo que da miedo: al decir de Rincón, ese galope del toro cuesta arriba cuando se lo cita en los medios.
    
En el aniversario de Gallito, Morante proclamó en Madrid la tauromaquia del marketing (la tractorada) y el glamour (el almohadillazo), pero cabe reprocharle lo que Borges a Chesterton, otro gordito: el olvido de que la metáfora es el contacto momentáneo de dos imágenes, no la metódica asimilación de dos cosas.
    
Es decir, que sólo por el método de atraer almohadillas Morante nunca podrá ser Curro Romero.

La hamaca de Kathleen Turner en Fuego en el cuerpo