“....el Papa rezaba todos los días ante el Cristo de los futbolistas...”
Scotta
Francisco Javier Gómez Izquierdo
En esa sobrexcitación que ha acogido la llegada del papa Francisco a los no católicos, más pendientes de lo mundano que de lo trascendental y mejor avenidos con el vulgo que habla en necio que con las profundidades espirituales de un Papa sabio que hablaba y escribía como corresponde al cargo, es muy repetida la afición que el obispo Bergoglio profesa, al parecer, hacia el club de San Lorenzo de Almagro, cuyos hinchas son conocidos, caprichos de un destino inimaginable, como “los cuervos”.
Cuando a principios de los 70 empezaron a venir extranjeros a pares, como yuntas, a los distintos equipos de Primera, empezamos a distinguir los equipos brasileños, uruguayos y argentinos sobre todo, conforme iban fichando las figuras por el Real Madrid, Barça, Atlético...
Bernabéu y Montal mezclaron sus parejas y a lo probable -Pinino Mas y Sotil-, añadieron fiabilidad, Netzer y Cruyff. Vicente Calderón apostó por dos argentinos con trazas extravagantes que venían de campeonar con San Lorenzo de Almagro: Ayala y Heredia..., y la mayoría de presidentes sacó la baraja de “los oriundos”.
No recuerdo cómo mi amigo Gaitu agenciaba El Gráfico argentino, pero el caso es que nosotros éramos de Independiente por Bochini y hablábamos de Comisso, Saggioratto y Bertoni ante un auditorio que nos tenía por alucinados y al que hicimos familiar el ciclón de Boedo gracias a las carreras ya tangibles del Ratón Ayala y la confianza que la pachorra defensiva de Heredia transmitía a los atléticos. Luego llegó el Bayern en el partido de desempate de la final de la Copa de Europa para que Hoeness, aquella liebre, ridiculizara al Cacho, casi una tortuga.
Ayala y Heredia venían de San Lorenzo, de donde venían los mejores. Como Rezza, un central rubio y bien peinado que luego arruinó a nuestro Burgos, que fichó por el mejor Salamanca que hayamos conocido... y con él Ameijenda, un interior exquisito con un cañón en la izquierda. Al Sevilla fue a parar Scotta, que marcaba goles a scotazos, y ante tanta coincidencia en origen, el As Color hacía reportajes de San Lorenzo, entrevistando mucho a Juan Carlos Lorenzo, un entrenador muy “cuco” que repartió gloria en distintos continentes.
Estos días me ha llegado que Scotta y Bertoni, compañeros en el Sevilla, no sé si por voluntad propia o por consenso con los distintos futbolistas argentinos en equipos españoles tras ganar el Mundial del 78, encargaron al imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte un Cristo Cautivo con aire al Rescatao cordobés o al madrileño de Medinacelli y que se donó a la catedral de Buenos Aires de donde sale en un Vía Crucis que hasta el año pasado fue presidido por el obispo Bergoglio y al que en el último de 2012 asistieron más de 40.000 personas. A este Cristo se le conoce como el Cristo de los futbolistas en la Argentina y a él se encomiendan al parecer muchas familias que le rezan para parir Maradonas.
Scotta encarga a antiguos compañeros sevillistas ropas para una imagen que ha alcanzado tanta veneración, y uno de ellos le ha reprochado el poco conocimiento a la hora de vestir santos, ya que en el multitudinario Vía Crucis del 2012 la camisa mandada desde Sevilla iba puesta del revés.
San Lorenzo, los cuervitos