martes, 27 de febrero de 2018

Pesadumbres futboleras



Nuestro Plantío. Con su lateral aún de pie 


Francisco Javier Gómez Izquierdo

     Asuntos menores que no incomodan me han tenido unos días en la casa de la madre en Gamonal alejado de El Arcángel cordobés y de ese fútbol que dicen de plata y que tanto malos tragos me hace beber esta temporada. El caso es que va a ser cuestión de prodigar las ausencias pues ha sido faltar un servidor y ganar mi equipo 2-1. Precisamente al Valladolid. El Pucela. El secular rival del Burgos, mi auténtico y verdadero amor balompédico. Se agradece que el Promesas vallisoletano juegue en otro grupo de 2ªB, pues sería humillante pelear contra los hijos del enemigo.
     
Andan en Burgos querenciosos con el ascenso y como con Patxi Salinas no se ganaba, la directiva acaba de fichar al asturiano Alejandro Menéndez, buen entrenador de canteras (Celta y R. Madrid) que se ha estrenado con un triunfo ante el Arenas de Guetxo, al que entrena Jon Pérez Bolo, aquel delantero centro con cara de bueno. Los aficionados de mi época dicen que no. Que no hay mimbres y que a ver si al año que viene con retales de los vascos y Plantío nuevo se prepara un equipo decentillo.

     Es cierto que ya es tiempo que el Burgos ascienda a 2ª división y abandone el triste deambular -sin goles, sin juego...- por la categoría que dicen de bronce. Para calentar los propósitos, el Ayuntamiento está dispuesto adecentar El Plantío. Cambiarle la honrosa vetustez y vestirle a la moderna, con esos envoltorios como de cajas de bombones que lucen los estadios europeos tal que San Mamés, el Amsterdam Arena, el Metropolitano. No sé... El Plantío está como hace cuarenta años y huele al viejo fútbol del centro al área. A mí me gusta bajar la Quinta y darle la vuelta para volver a ver el gol al Baracaldo de Juanito que no vio Sánchez Arminio, el penalty que Cruyff falló adrede, conforme  propia confesión, para no calentar más el ambiente, la euforia de Juric que sirvió de sintonía en el Estudio Estadio, los cinco goles a Iríbar, la nevada contra el Betis, los entrenamientos de Naya... 
     Ésta es  la 2ªB de equipos que un día nos hicieron felices. Nostalgias, porque en verdad el fútbol de la categoría es para drogadictos que se meten, nos metemos, lo que nos echen. Veo al Burgos y estoy viendo al Córdoba al año que viene contra el Badajoz, un poner, donde aún juega Guzmán Casaseca, tímido extremo y excelente persona, al que precisamente tanto en Córdoba como en Valladolid, hubo extravagantes que no entendimos el escaso rendimiento que se le sacó a su velocidad. Iremos a El Arcángel y buscaremos a Núñez en el Recre, si se salva, o al canario Airam Cabrera en el Extremadura...; sufriremos con bíblica paciencia lo que el futuro nos tenga preparado con la seguridad de que un junio por venir nos arrastrará la euforia colectiva como si ascender a 2ª fuera cosa del otro mundo.

     Les confieso humildemente que escribo estas letras con la dolorosa sensación, a pesar de la última victoria, de que no tenemos remedio y no saben ustedes lo que me alegraría que el presidente de mi peña, sin ir mas lejos, las guardara y me las restregara al final de  temporada en los morros.