lunes, 5 de febrero de 2018

Los jueves, partidillo



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Este Madrid de Zidane parece un balneario como el que organizó Berlanga en Fontecilla, donde “Los jueves, milagro”.

¡El partidillo de los jueves que se juega en sábado (o domingo)!

Zidane planificó la temporada pensando en la Champions, que es el prestigio, dedicando la Liga y la Copa, dos entretenimientos para pobres, a “partidillo de los jueves”, un entrenamiento con público para la eliminatoria con… ¡Unai Émery!, que se descompondrá en Madrid como se descompuso en Barcelona.

¿Y el milagro?

En Fontecilla el milagro berlanguiano era una “aparición mariana” para atraer por la fe al turismo, y el milagro zidaniano es una “desaparición estelar” del once para atraer por el engaño, no al piperío, que ése está encantado con el planteamiento, sino a Émery, que, viéndolos jugar, ya no sabe qué futbolista del Madrid (¡salvo Benzemá!) está bien. Ni siquiera Cristiano, sustituido en Valencia como sustituían a Andrés Alonso García, Ito, por hartazgo de bicicletas.
Neymar y Mbappé “ad portas”, y contra el Levante se descubre que el Madrid (Nacho aparte) no tiene defensa, porque Ramos es Casa Anselma en área propia, y en área ajena, “La taberna del irlandés”.

David Copperfield

El Madrid está sin defensas, pero ¿qué equipo los tiene? Luis Aragonés era de la opinión de que el dinero hay que gastarlo en goleadores, porque los defensas podían reclutarse de balde en la parada del bus que llevaba a los gimnasios de Fuenlabrada. Hasta que Guardiola rompió el mercado con Chigrinski, el león ucranio, por quien el Barcelona soltó veinticinco millones de euros de 2009. Ahora, en el City, sigue comprando Chigrinskis a precio de Cristianos. En este fútbol de Chigrinskis maniatados por las cámaras que todo lo ven, Maradona hubiera llegado aún más alto que David Copperfield, el mago que en el otoño del 98, en pleno régimen aznarí, siendo el ilusionista novio de Claudia Schiffer, quiso hacer volar a Polanco (el “Jesús del Gran Poder”, que decía Guerra) en el Palacio de los Deportes de Madrid, instante en que alguien pisó un cable y se fue la luz, mientras un académico pedía “¡Que vuele Jesús!” y una señora exclamaba “Ay, qué nervios, qué nervios. ¿Tú sabes lo que es que vuele Polanco?”

Maradona, al que Messi no sería digno de desatar la correa de la sandalia (“del borceguí”, que diría el leído Butragueño, o “del coturno, que diría el finillo Valdano), es hoy un juguete roto al que no dejan entrar en los Estados Unidos por sus “castroenteritis” (de los Castro) verbales, aunque su abogado lo reduzca todo a que Diego llamó “chirolita” a Trump, como si el Tío Sam fuera Raúl Castro vestido de Mireya.

Casa Anselma

Usted no tapa nada, mijito, usted no es muralla, sino Mireya –dijo a su portero La Ñaña, fundador de Las Regias, equipo colombiano de travestidos creado en el 92 para recaudar fondos de ayuda a la causa gay de Cali. (“¿Sabe qué, papá? –dice La Ñaña a Alberto Salcedo Ramos, autor del magistral reportaje–. Escriba que todos los jugadores de Las Regias somos gays, pero eso sí: aquí no hay maricas ni locas, porque marica es el que le presta plata a otro y loca es la que anda sucia por las calles tirándole piedras a la gente.”)

Futbolísticamente, de Trump se sabe que “tuerce” por el United, y no por Mourinho (“Mourinho era como Trump: un detector de tontos”, tiene declarado Hughes), sino por amistad con el propietario del club. En Trump veía el presentador de “The Good Morning Britain” la garantía de “un buen muro defensivo”, y resulta que la defensa del United parece el “cortího” de Ramos en sábado de boda.


Chigrinski

EL SENTENCIA

Zidane se ha ganado su estación de penitencia con una declaración tan macarena que sólo puede venir de alguien que oye voces: “Siempre diré que la Liga no está sentenciada...” Oyes que la Liga está sin sentenciar y miras los puntos que el Barcelona le saca al Madrid y Zidane se te aparece como aquel taurino pucelano que lucía soberbio peluquín, pero que, deseoso de hacerlo pasar por pelo natural, se sacudía cada dos por tres los hombros, donde previamente se había espolvoreado, haciéndola pasar por caspa, ceniza que llevaba en un bote. ¡Zidane con la melena que vino a España Chigrinski!