Francisco Javier Gómez Izquierdo
Vengo señalando durante toda la temporada la más que mejorable disciplina defensiva de todos los grandes de Europa y ayer mismo recurría al noble deporte del balonmano con su coordinado bascular, la firmeza de los centrales, las necesarias ayudas... y ¡zás! Ancelotti planteó el partido en Manchester como si fuera Juan de Dios Román y sus famosas exigencias de concentración. Tras el madrugador 0-1 (velocidad de Vinicius, con metros para echarle un sprint ganador a Gvardiol), el Real Madrid se replegó sin disimulos y basculó al ritmo que iban marcando Rodri y De Bruyne que buscaban insistentemente a Grealish, el facilitador del martillazo de Haaland o el latigazo de Foden, pero anoche Rudiger y Nacho con ayudas que no se ven de Camavinga no salieron a cumplir con el trabajo sino a ejecutar una misión con espíritu de legionarios (tienen cara de ello); Valverde corrió a socorrer a Carvajal, el que peor lo pasó y con mas bravura luchó, mientras Kroos procuraba buscar ocasión para lanzar un balón al espacio vacío al que tendrían que correr Rodrygo o Vinicius. El espacio vacío era toda la parcela azul celeste. ¿Y Bellingham? ¿Cuánto pudo correr y estorbar Bellingham después de propiciar con un alarde técnico descomunal el gol madridista? Lo que hace Rodri en el City es lo que corresponde al central de balonmano: el que marca jugada, el que ve el desmarque, el que buscan los compañeros. Pues bien, a mí me pareció un continuo bascular con la pelota de Rodri a De Bruyne, Bernardo Silva y que profundice Grealish, pero éste no encontraba a Haaland y Foden porque estuvieron engrilletados por Nacho y Rüdiger. Cuando Akanji se metía a ayudar a Rodri la circulación chirriaba y cuando por fin terminaban jugada, la pelota iba a córner o se la apropiaba Lunin, cancerbero al que la semana pasada servidor acusó de falta de experiencia. Lunin estuvo anoche soberbio, pero el gol de Bernardo en el Bernabéu no deja de ser un error, error que no quita su decisivo protagonismo en la clasificación para semifinales en unos cuartos que le encumbran hacia la élite de los mejores porteros mundiales de ahora mismo.
Lunin está en el Real Madrid y el escudo blanco da un plus en Copa de Europa que va a tardar años en adquirirlo el City o el PSG, los dos equipos construidos sin límites de talonario para conseguir el título mas prestigioso del fútbol. Cierto es que el City ya tiene una Champions pero recuerden que el Inter tuvo más oportunidades en aquella final. Puede que la gane el PSG esta temporada, pero lo que tiene el Bayern, Liverpool, Milán, el otro Manchester y el Real Madrid, sobre todos, no es cosa que se adquiera en dos o tres trienios. Se precisan como poco, unas dos docenas.