martes, 7 de febrero de 2023

Todo son pulgas

 

Tócala, Sam


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    A perro flaco, todo son pulgas. Por eso en España todos los gobiernos parecen gafes. El actual nos ha traído una erupción volcánica, una pandemia china y un parón del núcleo de la Tierra que hace presagiar una guerra nuclear porque Chamberlain patatas, por decirlo con la lógica de Bolaños, que en esa materia es nuestra Jane Fonda, que de momento no sale en los listados de “Hamilton 68”, pero que ha descubierto que sin racismo no habría cambio climático.


    –Ayer mismo la Ciencia nos dijo que el núcleo de la Tierra... –anunció Sánchez en el Parlamento–. Bueno, me voy a quedar ahí.


    Sánchez, cuya hegemonía se mueve “en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales” (Errejón), es el otanero más elogiado por sus jefes en Washington, que admiran su solanáceo ardor guerrero, explícito en sus andares de Tony Manero, hasta un punto en que los socialistas de Burgos se han visto en el brete de abolir en pleno municipal las armas nucleares. Y es que la misma chusma que hace un año acorraló a Djokovic en Australia porque “las leyes son para cumplirlas” (sonrisa sardónica de Griñán) pide palomitas para asistir en platea a una guerra nuclear.


    –Estamos al borde de la Tercera Guerra Mundial en Ucrania, y necesitamos un acuerdo de paz ahora mismo –ha dicho Trump, el único americano relevante, por cierto, que también se opuso frontalmente al crimen de Iraq.


    En este obscenario Nuland, oponerse a la guerra nuclear es el nuevo fascismo (trumpiano, por supuesto), y hasta el ministro de la guerra de Meloni opina, en el país del histórico gas mostaza en Abisinia, que un solo tanque ruso en Kiev sería el Final. Al final la “democracia liberal” se les quedó pequeña y avanzan hacia la “democracia nuclear”, donde según Schmitt cada persona tiene el derecho fundamental a por lo menos una bomba atómica, pues “sólo entonces seremos iguales”.


    ¿Y si el tanque ruso que dice el ministro italiano no llegara a Kiev? Bueno, las oportunidades de una preventiva y funcional guerra nuclear no se agotan en Kiev. En “El mito de la violencia religiosa”, Cavanaugh, uno de los teólogos más brillantes del momento, trae a colación el best-seller de Sam Harris, santón del “mainstream” neoyorquino, fundador del “Proyecto Razón”, un filántropo profesional que tira de maletín nuclear para solucionar “la absurdidad de la religión”.


    –Tócala, Sam.


    Al decir de Sam, la gente religiosa sólo entiende el lenguaje de la fuerza, y sólo habrá paz una vez que nuestros bombardeos la hayan vuelto razonable. “Es probable que la única cosa factible para garantizar nuestra supervivencia sea que nosotros asestemos el primer golpe nuclear. Sería un crimen inconcebible, pero puede que sea la única opción que tengamos, dadas las creencias de los islamistas”.


    –As time goes by.

[Martes, 31 de Enero]