Massu
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
A cuatro días de las votaciones, el pedagogo señor Marina ha entregado el Libro Blanco de la Educación al señor ministro del ramo, que se lo pidió.
En ese
Libro Blanco de la Educación se propone endurecer la carrera de los
profesores como la de los ciclistas, haciendo, en el caso de los
profesores, que dure dos años más (?), y en el de los ciclistas, que se
suba al Angliru.
Al tener
que enseñar el dogma del Igualitarismo que no entienden, los profesores
son herederos de los frailes de misa y olla que tenían que enseñar un
dogma de la Trinidad que tampoco entendían.
La
carrera profesional fue la base de la vida burguesa (la plebe ha vivido
siempre al día), pero al ritmo que va la sociedad, donde el único
trabajo serio es divertir a los demás, alargar el aburrimiento de los
profesores es un sinsentido.
¿Qué sentido tenía un profesor?
En Francia no había falangismo, pero Steiner iba al jardín de infancia con blusa azul “y nos poníamos firmes cuando entraba el maestro”.
–Entra el maestro, mira a los niños (de 5 o 6 años) y dice: “Señores, o ustedes o yo”.
Así supo
Steiner cuál era el objeto de toda teoría de la enseñanza: “O ustedes o
yo”. Y cuando oye hablar a sus colegas acerca de la formación de los
maestros en América, suelta una risilla sarcástica, “porque el arte de
enseñar se reduce a saber lo que quiere decir esa expresión”.
Su profesor predilecto fue McKinnon, un kantiano que vivía el periódico hasta la última letra. Un día leyó en “Le Monde” lo del general Massu
haciéndose torturar con un cable en el sexo para, al cabo de tres
horas, declarar: “Las quejas de las víctimas son exageradas”. McKinnon
tiró el periódico, entró con toga en una sala abarrotada para hablar de Kant y la ética y explicó que, ante un suelto así, no podía seguir enseñando Kant y la ética.
No sé qué dirá el Libro Blanco de Marina de los Pablemos, esos Doctores Complutenses que, siendo analfabetos, tienen nómina de profesores en “la Pública”.