sábado, 21 de diciembre de 2019

El tesoro



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    La Constitución del 78 es el mapa del tesoro que, en efecto, nos ha conducido hasta el tesoro, eso que tenemos delante: el cantonalismo del 73 dirigido por el frentepopulismo del 36. ¿Qué puede salir mal?
    
Entre tanto expondremos nuestras más encubiertas intenciones. Dadnos el mapa aquél. Sabed que dividimos nuestro reino en tres partes –dice el rey Lear, y podría decirlo Sánchez, el Frankenstein de Galeusca, que anda en dos pies por no parecer una bestia, pero no puede impedir serlo.
    
La traición es cuestión de fechas (en España, desde los 70, es una virtud social), y lo que en Shakespeare resultaba revolucionario (los mapas y la delegación de poder), en Sánchez ya son traiciones, no de Júpiter, sino de Arniches pasado por Dicenta.
    
Los “constitucionalistas” van de cátaros, y tanto ir el cátaro a la fuente resulta que ahora, para ellos, lo importante es el mapa, no el tesoro. También en esto el Admirador de Napoleón llevaba razón: una inteligencia limitada (“constitucionalista”) cree verlo todo, porque tiene los ojos abiertos; la inteligencia superior consiste en cerrarlos, porque lo ve todo por dentro.
    
McLuhan, un simpático ingeniero canadiense al que “dábamos” en el Periodismo del 78 por la cosa del “homo typographicus”, veía en las “encubiertas intenciones” del rey Lear “maquiavelismo de izquierda”. ¿Sánchez maquievelista?

    Hombre, maquievelista no lo fue, según Schmitt, ni Maquiavelo.

    –Si Maquiavelo hubiera sido maquievelista, habría publicado libros piadosos y edificantes; mejor aún, un anti-Maquiavelo.
   
 Sánchez reparte lo que no es suyo, queja que ya tenían de los españoles los caciques del río Sinú. Igual que Suárez, pero sin igualitarismos (el franquismo no toleraba desigualdades). En el comunicado conjunto del 77 con Tarradellas, Adolfo Igualdad quiso que el de Cervelló diera su conformidad expresa al “café para todos”:

    –No acepté, porque con aquel principio España se desmembraría, convertida en Estado ingobernable.
   
 Pero nos queda la UE.