Crónica de José Ramón Márquez
Fotos de Andrew Moore
Este año [2018] me han dejado sin dar cinco vueltas al ruedo
en Madrid, que se dice pronto
en Madrid, que se dice pronto
Ricardo Gallardo
José Ramón Márquez
Bueno pues burla, burlando, ya hemos llegado al final de la Feria de San Isidro 2019, que tantas cosas nos ha deparado. No nos vamos a poner melancólicos, pero todo el mundo puede darse cuenta de que es éste un triste final sin pena ni gloria, con una de Fuente Ymbro que a nadie importa, que si están, bien, y si no están, lo mismo.Y sobre todo porque ésta es la cuarta de Fuente Ymbro que nos zampamos en lo que va de temporada en Madrid entre corridas de toros y novilladas, como si no hubiese más ganaderías en el campo. Y digo yo que dado que el final estaba hecho a base de baratura, a ver qué más les daba haber puesto una de Cebada Gago o de Concha y Sierra o de Palha o de Tulio, y así nos habrían proporcionado una ilusión, aunque luego se hubiese ido al traste como ayer con los de Cuadri, porque en los toros lo que más vale es la ilusión con la que uno se baja la calle de Alcalá, que esa no hay quien nos la quite pase lo que pase.
Y sin embargo con este déjà vu de Fuente Ymbro es que te quitan la ilusión y las ganas y así pasa que uno se queda frito en casa, sin echar cuentas de la Feria, con la siestecilla del viernes, así que entre que te despiertas, te apañas y llegas a Las Ventas ya han pasado a mejor vida los dos primeros de la tarde, afortunadamente sin pena ni gloria por lo que me cuentan los que llevan ahí desde el inicio. O sea que hoy, como el día de Julián, por lo que a uno toca, la corrida ha sido de cuatro toros y gracias.
Por lo que se ha visto, la cosa ha sido más favorable a los toros que a los toreros, que la impresión que queda es que los cuatro pupilos de don Ricardo Gallardo que hemos tenido ocasión de contemplar han estado bastante más a favor de la obra de la viveza y la castita que los tres matadores que se enfrentaron a ellos. Decimos cuatro y en ello incluimos al sexto, Infractor, número 81, al que la rigidez de don Gonzalo de Villa Parro puso fuera de nuestras entendederas, con el asesoramiento del eminente profesor don Joaquín Pérez-Flecha, por un quítame allá esas pajas de debilidad, y es verdad que el toro no era un Sansón, pero también es verdad que a esas horas y con el recorrido en picado que llevaba la tarde daba lo mismo mantenerlo en el ruedo que sacar el trapo verde y franquear la salida al sexto bis, uno del excelentísimo señor conde de Mayalde, que como el más lerdo puede suponer, no era ni por el forro procedente de lo que dicen que dicho señor tiene de Contreras, sino más bien un reo de lesa juampedrez, de los de a diario.
Patrullero, Sacacuartos y Agitador, número 54, 104 y 146, fueron los de Ymbro, y Joyero, número 38, el sexto, de Mayalde. Los tres Ymbro medio cumplen en la cosa de la vara de detener, siendo acaso el Sacacuartos el que lo hace con menos convicción, y tras un paso sin grandes objeciones por la cosa de las banderillas, se plantan ante las muletas de sus matadores para darles sus embestidas, de las cuales las más claras son las del quinto, Agitador, lo cual no quiere decir que los otros fuesen de lucha e ingrata pelea. El Mayalde sacó peores notas en la evaluación final y aunque pareció que en la primera vara estaba por la pelea en seguida se vio que eso era un espejismo; luego, cuando anduvo racaneando en la cosa de las banderillas, pensamos que lo mismo es que su problema estaba en la falta de fuerzas, y después, en la muleta, la verdad es que se portó como el vecino sosainas con el que no quieres coincidir en el ascensor, acaso contagiado de la murria del matador.
La terna está formada por tres toreros con dos tardes en la Feria, toreros de esos de la parte media del escalafón, de los que ya llevan la mitad del camino andado para ganarse el cariño de Madrid por su condición modesta, gracias a ese amparo que siempre suele proporcionar Madrid a los modestos, a condición de que nunca dejen de serlo. Así que ahí abajo tenemos a Morenito de Aranda, Jesús Martínez Barrios, de verde y oro; a Pepe Moral, de azul y oro; y a José Garrido, de tabaco y oro, a ver si con su arte son capaces de abrir una brecha en el pétreo corazón de la cátedra.
Cuando uno entra a la Andanada, mientras los benhures de la mula arrastran al segundo, Retama, número 61, ya se da cuenta por las caras y el ambientillo que la tarde no va ni mucho menos en plan triunfal. En cualquier caso, hay que preguntar a la parroquia, por si acaso:
-¿Qué?
-¡Ná!
Y ya están sonando los clarines para que se desvele el enigma de la casta de Patrullero, que nada más salir recibe las verónicas de Garrido y después su clase particular de toreo a lo vivo basada en las carreritas consustanciales a la época que nos ha tocado vivir, en la que todo ocurre tan de prisa; y así, deprisa se nos pasó el trasteo de Garrido al que le jalearon una serie a derechas, pero que en honor a la verdad hay que decir que en el conjunto de la pareja de baile lució más el toro que el torero, si queremos ser justos.
En su primero parece ser que Morenito se había ido frente a chiqueros a hacer esa larga de rodillas que ahora se estila, y en el segundo optó con buen criterio por un inicio más sosegado, de menos sobresalto, trazando lances de poca enjundia y una media verónica que fue lo mejor. La cosa muleteril se desarrolló sin llegar a entusiasmar, acaso por la tendencia de Morenito a ahogar la embestida del toro, o quizás por no llevar el muletazo hasta el final y soltar al toro antes de tiempo. De nuevo luce más el toro que el torero, que se justifica con unas trincherillas.
Y como no hay quinto malo, al decir del refranero, ahí estamos tan ilusionados a la espera de que nuestro castizo barquillero de toriles descorra el cerrojo negro y franquee la salida a Agitador, a ver si se cumple el refranero, este año que tan estrepitosamente ha fallado con lo del 40 de mayo. El toro iba seriamente armado y entró con franqueza al capote de Pepe Moral. Luego éste se fue a los medios, brindó, se puso la montera sobre los pies y citó a Agitador para darle un pase cambiado por la espalda como inicio de su tarea que fue declinando a menos, a despecho de las condiciones humilladoras de Agitador. Tampoco es que Pepe Moral hiciese un esfuerzo titánico por dar un golpe en la mesa, sino que dio la impresión de que se conformaba con lo que el destino le deparase, que en este caso concreto fue nada.
Y luego, tras el pequeño cisco relativo a la blandenguería del Ymbro, ahí está el Mayalde que se frena de salida, enterándose, y no es extraño porque el animal llevaba ya cumplida media mili en los corrales de Las Ventas que, además de hoy, ya nos lo anunciaron de segundo sobrero el pasado día 22 de mayo, corrida de Parladé, el 23 para la de Jandilla, el 24 para la de Juan Pedro Domecq y el 30 de mayo para la de Adolfo Martín. Por cierto, que para que se vea la riqueza de la tauromaquia y la multiplicidad de opiniones que en ella se pueden dar, Joyero era “castaño albardado” para el profesor veterinario don Carlos Fernández Zapata y en el día de hoy pasó a ser “castaño” en el peritaje de don Joaquín Pérez-Flecha, pero antes fue “castaño listón” para don Juan José Urquía, “castaño” para don Javier Morales, y de nuevo “castaño” en el primer peritaje de don Joaquín Pérez-Flecha, o sea que aplicando la Ley D’Hont al dictamen de la Veterinaria lo dejaremos en castaño.
También llama la atención el milagro de la dieta blanda de Chez Florito, que ha conseguido que el animal ni gane ni pierda un solo quilo de los 595 en todos estos días con tanta ida y venida, tanto corral, y tanto entrar y salir. Una vez demostrada de manera científica la condición corraleada del toro, ya no extraña tanto que se frenase y se lo pensase antes de pasar, que no sabría el animal si aquello era un capote, otra puerta, una cortina o un jersey de cuello vuelto amarrado a un palo. Joyero no es una cascada de fuerza, por supuesto, pero entra al penco de Óscar Bernal y empuja a su manera saliéndose suelto luego; no da muchas facilidades a los de plata y llega a la muleta, tras pasar por las manos sabias de Chacón, en mejores condiciones de las que saldrá de sus tratos con Garrido. A medida que el matador no se acaba de fiar, y eso que las condiciones de este son más colaboracionistas que los del hierro titular, parece que el animal se va aburriendo y cada vez va al cite con menos ganas, y lo mismo le pasa a Garrido.
Punto final a la Feria de San Isidro 2019. Nos quedan los remoquetes fuera de Feria: de la Cultureta y de la Prensa, que en lo tocante a la cosa taurina ya podían anunciarla como de la Propaganda, que se ajusta bastante más a la realidad.
Andrew Moore
Morenito de Aranda, de verde botella y oro
Pinchazo y estocada caída. Aviso (silencio)
Dos pinchazos y estocada rinconera (silencio)
Arandina al aire de su vuelo
Trincherilla liberalia
Poncina consuetudinaria
Pepe Moral, de azul pavo y oro
Dos pinchazos y estocada atravesada (silencio)
Pinchazo, estocada y tres descabellos. Aviso (silencio)
Pegolete moralista
Natural moderno