sábado, 22 de junio de 2019

Caras y jetas

 Puerta de Almodóvar con el Séneca....

... y las caras

Francisco Javier Gómez Izquierdo

         Sobre las ocho suelo empezar una ruta por Córdoba que nunca es la misma y que me lleva alrededor de dos horas  por la primera esquina que me dé el volunto, por la calleja que hace mucho que no entro, hasta la estación y bajar al río... casi siempre sin rumbo y sin premeditación excepto cuando enfilo por la Campiñuela hasta la Universidad, que se reduce a un ir y volver. Consciente de las urgencias urinarias propias de la edad y el agua tempranera que acostumbro a beber, en el andorrear por la ciudad procuro acercarme por la Cruz Roja y por la puerta de urgencias buscar el alivio de los servicios del hospital, hábito que no sé si es del todo correcto, pero allí me operaron, allí nació  mi hijo, allí sanan y visito a los compañeros y allí creo que no molesto.
     
El hospital de la Cruz Roja está en la Puerta de Almodóvar, una de las tres de origen árabe y más antigua que conserva la muralla de la ciudad -las otras dos son la de Sevilla también al Oeste y la del puente romano- y en la que suelo quedar con las visitas, la última la de un hombre justo de Burgos en mayo de patios. Ayer, sobre las 10, al bajar la primera piscina pegada a la muralla en dirección a urgencias, vi cómo un grupo hablaba, reía y miraba a la pared con má scara de incredulidad que de sorpresa. Me acerqué por curiosidad y no se me ocurrió nada que decir ante la  ocurrencia de un falso artista que imagino busca notoriedad y sorprender al turista desde un anonimato que pretende mistérico y no llega ni a disimular la trampa de meter barro en un molde y pegarlo en lugar sagrado. Bueno, sagrada, sagrada, no será la muralla occidental de la ciudad, pero un respeto merece. Creo yo, vamos.
     
La “obra” son unas cincuenta caras tristísimas y quejumbrosas de arcilla pegadas a montón no sé si con la intención de que veamos, si el autor cristiano, almas en pena en el purgatorio, malvados padeciendo en el infierno, casa de locos... y si pagano, que será lo mas probable, oprimidos de España o mejor de Andalucía en grito contra el explotador-represor.
    
Volví al anochecer a hacer una foto con el móvil pues en la mañana no llevaba trastos y conocí que el asunto de las caras ya había llegado al Ayuntamiento y a la Junta, pues al parecer enviaron ¿técnicos? y hasta un arqueólogo para que dictaran en consecuencia. Se ha tomado la determinación de denunciar por atentar contra un Bien de Interés Cultural y creo que de buscar al “atentador” al que se le ha ocurrido la gamberrada justo cuando la ciudad ha cambiado de munícipes. Yo, por el estilo y desvergüenza, no buscaría muy lejos, la verdad...
   
Me consta que a estos vanguardismos cuanto menos caso se les haga, mucho mejor, que a lo tonto a lo tonto el “artista” se crece y ya no hay quien lo pare, pero como no me parece mal dejar constancia de las retorcidas y escondidas sendas que los innumerables “jetas” que en España son recorren para coger nombre aquí queda constancia de lo que “uno” perpetró al acabar la primavera del 2019 en la ciudad de Córdoba.