lunes, 22 de abril de 2019

Fútbol decadente

Hace once años: Alfaro palangana, en un Sevilla Atco-Córdoba
 ante Cristián Alvarez. Al fondo Endika


Francisco Javier Gómez Izquierdo

    Tengo un digamos tácito compromiso  con don Ignacio para comentar la 2ª división en el que no hay mayor interés que cumplir con la palabra dada, entre castellanos antiguos más que cualquier dinero, y también lo tengo con unos cuantos cordobesistas que suelen echarse a la cara lo que pongo sobre futbolistas propios y ajenos. Supongo que el editor comprende que deje de ver los partidos de un Córdoba descendido y me abstenga de sufrir los desagradable estertores de tan temprana agonía, pero ya saben que me gusta fijarme en  jóvenes que empiezan y en el rendimiento de esos veteranos que recorren equipos en un singular buscarse la vida en el fútbol de plata. Voy a acabar la temporada con desesperanza por mi equipo, pero con la curiosidad futbolística que aún no me ha abandonado.

       Llegué a casa al acabar la primera parte del Oviedo-Córdoba, justo cuando Piovaccari se fabricó él solito un gol. El 2/1  que mitigaba la vergonzosa manera de comenzar un partido. Conectaba la radio del coche por primera vez en el Tartiere y ¡zas! gol de Ibrahima, aquel senegalés que hace 10 años fue perla en el Atlético. “Jó... el Córdoba”, le salió a un comentarista y a mí un resignado “madre mía”. No pasaron ni cinco minutos y, aún en el coche, nuevo gol del Oviedo, ahora de Saúl Berjón, según mi modesto entender el futbolista de mayor calidad del equipo. Nada que no esperase, pero hombre, no tan rápido. Encendí “el tele” y, como digo, el prejubilado Piovaccari parió un gol de los suyos. Luego en la segunda parte, el ya desahuciado Córdoba se sintió tan cómodo en el césped que hasta pareció equipo de mitad de tabla para arriba, pero cuando Alfaro, novedad en el once y en la capitanía, empató a dos, no pude evitar  emparejar la deriva cordobesa con la insospechada decadencia de este Alejando Alfaro del que aplaudí su fichaje por haberle sufrido en sus inicios con una gavilla de notables futbolistas: Varas, Fazio, Perotti, Capel, Bruno, Armenteros, Juanjo...y Lolo, que marcó el gol al Burgos en la fase de ascenso a 2ª hace 12 años con el Sevilla Atco. ¡Cuánta aparente dejadez durante toda  la temporada del paisano de Pardeza y, por lo que se ve, capitán de nuestro equipo! No ha jugado porque en las oportunidades que le han dado ni ha mostrado credenciales ni lo que es peor, ha puesto las mínimas ganas exigibles a un profesional. Me malicio que será de los que más cobran... si cobran, que ésa es otra.

El partido fue incluso divertido porque Joselu, delantero cartagenero que fue nuestro, clavó una falta a “lo Messi” que parecía tranquilizar a la afición ovetense y hacerla soñar con los play off, pero Andresito, que como vengo diciendo es todo pundonor y atrevimiento, firmó una obra de arte en forma de volea para encarecer un traspaso que al parecer pretenden ojeadores de varios clubes. 3-3 que no vale al Oviedo -a nosotros ya no nos vale nada de nada- y que le coloca donde le corresponde porque ni su plantilla tiene el nivel que sus aficionados suponen ni  su forma de jugar hace pensar demasiadas aventuras. Champagne, el portero, pshé.. Los veteranos defensas Carlos Martínez (ex-R. Sociedad), Carlos Hernández (ex-Jaén) y Christián Fdez. (ex-Rácing Santander) suman siglo corrido entre los tres, mandan mucho y en 1ª no van a jugar, dice un ovetense amigo mío. El central mejicano Alanís, aún del Getafe creo, reparte sin contemplaciones. Eché de menos al zurdo lateral Mossa al que aún se le espera. El medio centro Folch, aseado sin más; Jimmy Suárez y Javi Hdez. son apuesta de futuro que no se dejaron ver en demasía y hasta Yoel Bárcenes que en El Arcángel impresionó se va diluyendo en un perfil como de suficiente para pasar curso que parece la media de la plantilla de este Oviedo de fin de década que contrata delanteros treintañeros de incierto rendimiento como Ibrahima y mantiene un ilustre goleador veteranísimo como Toché. Una especie de Piovaccari pero con mayor confianza. Sólo sobresale hasta el notable alto Saúl Berjón, tan genial como intermitente, y así es muy difícil disputar el ascenso. A mi parecer, que conste.