viernes, 2 de diciembre de 2016

¡Que le vaya bien, don Carlos!

 Aduritz en el Burgos de Terrazas

Terrazas en la banda contra Portugal, otro con pasado en Miranda

Francisco Javier Gómez Izquierdo
  
      El señor Carlos Terrazas es el entrenador al que yo contrataría si fuera propietario de un club modesto, entendiendo como modesto de 2ª o 2ªB. Pondría a su disposición el presupuesto para fichajes para que ejerciera de secretario técnico. Confeccionada la plantilla, le dejaría entrenar a su mejor saber, que es mucho, y entender, que es privilegiado, y estoy seguro de que llegarían los resultados. Carlos Terrazas ha sido siempre capaz de sacar excelente rendimiento a plantillas de presupuesto archipobre y sobreponerse a la incomprensión de públicos maleducados y directivos incapaces de reconocer sus propias miserias.

    ¡Me sabe mal el despido de Terrazas! Me sabe mal no porque sea un buen tipo, discreto, elegante, sabio y educado, sino porque tengo repasada la plantilla del Mirandés y solo él es capaz de disimular tanta necesidad. Me sabe mal porque le tengo entre mis héroes por ser profesional que estuvo a punto de dar la vida por mi Burgos hará doce o trece años. Un servidor, por casualidad, estaba aquella tarde en El Plantío para ver los goles de Aduritz contra el Atlético Madrileño y llegó la noticia del terrible accidente en Lerma de un entrenador al que se daba casi por difunto. Venía de espiar al Rayo Majadahonda y al Mirandés -precisamente al Mirandés- con el tiempo justo de sentarse en el banquillo y dirigir a los suyos. Un equipo cuajado de casi juveniles vascos como Aduritz, Zuluaga, Solaun, Zubizarreta y donde brillaba majestuosa la calva de Jon Kortina. Desde entonces he seguido atentamente su peregrinar por equipos menesterosos a los que llega porque imagino se lo piden directamente, pues creo que no tiene representante que le promocione como merece. No creo oportuno enumerar sus logros, pero sí quiero hacer constar que los ha alcanzado desde precariedades manifiestas -repasen Jaén y Guadalajara-, y por ejemplo el año pasado era en verdad espectacular asistir a la victoriosas sincronías asentadas en peanas de tres defensas  de un equipo al que los burgaleses siempre hemos tenido por "el equipo rojillo".

    La tarde de primavera en la que Carlos Terrazas esquivó la muerte lo sustituyó su fiel segundo hasta final de temporada. Javier de los Mozos sigue siendo su segundo y hoy vuelve a relevarle en Miranda, imagino que con fuerte dolor del corazón.
    
Otro entrenador que despiden en 2ª es a José Luis Oltra, el de mi equipo de hogaño, asfixiado en un contubernio imaginario que un día de estos nos explicará. No vi el partido del Getafe de Bordolás -otro técnico del que fiarse en tierras de modestos-, pero me lo han contado. Admitida la cortedad de la plantilla y la dudosa calidad de algún que otro elemento, un servidor viene denunciando aquí la falta de agilidad mental para corregir lo mal enseñado o reubicar lo mal colocado. No ha de extrañarle al entrenador Oltra de que no convenza a nadie su empecinamiento en el error. Empecinamiento que no da puntos. Ni siquiera un mínimo de vistosidad. Al Córdoba lo va a entrenar Luis Carrión, un chico que fue lateral derecho -también modesto-, pero que contra el Málaga en Copa puso cuatro ansiosos por triunfar de la cantera y le fue estupendamente. ¡Moha!. Recuerden a Moha. Un negro que parece Ben Johnson.