De los seis...
...uno
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Luis Carrión, entrenador del Córdoba, manifestaba después de eliminar al Málaga que quería un rival asequible para octavos. No seré yo quien baje del burro de la ilusión al entrenador de mi equipo, pero como estoy convencido que el amo del club está acogido, no entiendo por qué extraños demonios, a los palacios de la Fortuna, tenía la sospecha de que en el sorteo de esta mañana nos caería el Madrid o el Barça. ¡Ni por asomo se me había ocurrido que nos tocara el otro segunda! Para los madrileños, una faena, y para nosotros ¡faena y media!, porque ya nos habíamos ocupado, (cosas que pasan por listos) de pedir libre el 4 de enero.
Debe alegrar a Córdoba y Alcorcón poder participar en el sorteo copero, pero el resultado les ha sabido a poco a ambos porque lo que en verdad querían sus presidentes era taquilla con un Primera postinero. Con la boca pequeña dicen que no, que quieren hacer historia y llegar lejos, pero en Córdoba sabemos cómo estiró las orejas y engomó billetes de a cincuenta, el amo del Córdoba, cuando en otro sorteo, también de Copa, tocó el Barça. Contabilidad aquélla, por cierto, aún no esclarecida.
La tardanza en resolver las misteriosas cuentas de, por ejemplo, el amo del Córdoba es lo que me enfada del ministro Montoro, al que no avergüenza chupar de continuo la sangre de los “pringaos” que nos debemos a una nómina y, como he comprobado hoy, alienta a que los contribuyente por derecho caigan en la tentación de hacer trampas con la sagrada institución de la lotería.
Ayer, en el sorteo de Navidad, el gran sorteo, el sorteo que tanto une a España y al que juegan hasta los mas acérrimos independentistas, salió un número de los que se destacan por la tele y que un servidor lo jugaba. Al minuto llamaron a casa -saben todo de uno- avisándome de lo que en ese momento ignoraba. No tenía idea de dónde guardaba mi doña los décimos y cuando los encontré ví que efectivamente el 07211 lo llevábamos entre seis compadres. Al número le han tocado 20. 000 euros, que para uno es premio respetable, pero al dividirlo entre seis y tras la mordida de nuevo de Hacienda queda en 2.750 € justos y cabales para cada jugador. Como la mayoría de los seis nos vamos por Navidad a nuestras patrias hemos quedado esta mañana para repartirlo en un banco.
¡Válgame Dios, cuantas dificultades!
El ministro Montoro requiere extraordinarios conocimientos burocráticos a los empleados de banca y tramitar un cerro de papeles que tienen mucho más misterio que sustancia. El director de la oficina del BBVA del Arroyo del Moro -tres de los seis teníamos cuenta en el banco- ha escurrido el bulto, no sabemos si por ignorancia o por jeta y nos ha remitido a la Central de Gran Capitán, a dos kilómetros de distancia. Allí no sabían cómo sacudirse un marrón con tanto papel no del todo comprendido, hasta que ha aparecido un señor de Cádiz, ¡para que luego digamos!, y ha toreado el décimo con el arte que es propio a los de su nación y la paciencia que requieren las tareas del exigente ministro.
A las tres y pico, cuando hemos salido de la oficina, a los seis se nos ha ocurrido lo mismo. “Ay....si hubiéramos hablado con uno de los blanqueadores fuera de la ley , ni siquiera hace falta que fuera importante, hubiéramos ganado tiempo y dinero”. No ha de extrañar, señor ministro, que ciudadanos menos escrupulosos y pacientes que un servidor y sus cinco colegas, tiren por el camino del medio. Encima, tengo que presumir de que me ha tocado la lotería.