Pilla, pilla por Castilla
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Desengáñese usted, los franceses son unos españoles con dinero.
Si Cánovas viera a Bernard-Henri Lévy, el “joven filósofo” de guardia, diría que es un “joven Verstrynge” con colaboraciones.
Como Fraga a Verstrynge en la madrugada madrileña, a Lévy lo llamaba Althusser en la madrugada parisina al patio del 45 de la calle Ulm.
–Yo, escuchándole, y él, las manos en los bolsillos de su bata y la mirada cargada de signos de inteligencia, explicándome el lugar que me reservaba en su estrategia de conquista y de control… ¡del poder intelectual en Francia!
De Althusser pasó, “pilla, pilla por Castilla”, a Campo Vidal y su sarao “El ser creativo”. En Francia “luiscatorceava” Sarkozy, amigo de Lévy, que un “finde” en Trípoli, donde sus libros no se vendían, vio en el fondo de su vaso de té un derecho humano ahogado, y llamó con su “iPhone” al Elíseo para que fueran a Libia a imponer… ¡la democracia!
–Cada minuto que pasa es crucial para la democracia libia–dijo Cándido Méndez, en apoyo de María del Carmen Chacón Piqueras, que tiró unas pocas bombas a las jaimas de Gadafi.
Lévy zascandilea ahora para imponer la Unión Europea… ¡a Inglaterra!, donde “un pueblo engañado” es condenado a “la sombría soledad del soberanismo triunfante” (?), pálida imitación de “las heladas aguas del cálculo egoísta” de Marx, pero muy lejos de aquella imaginación proudhoniana de que el sino de la tierra será el enfriarse poco a poco y morir como la luna.
De Francia, que se negó a someter al pueblo la decisión de guillotinar al ciudadano Capeto, y que tampoco consultó con nadie su “au revoir” a la Otan en lo peor de la Guerra Fría, nos viene el “joven filósofo”, políticamente lego, dando lemas (propaganda) por teorías (ciencia) contra el “Brexit”, un acontecimiento de filosofía política que escapa a su frivolidad socialdemócrata de chico de Althusser en plató de Campo Vidal.
Del Dios de Bodin, creador del concepto moderno de soberanía, al “iPhone” de Lévy.