sábado, 4 de octubre de 2014

Amaños

 
Francisco Javier Gómez Izquierdo
 
Rafael Gómez, Sandokán, un ambicioso presidente que tuvo el Córdoba CF, echa sapos y culebras contra la estirpe futbolística  que tanto dinero le birló asegurando milagros de Primera. Como tengo cierto aire frailuno y me conoció en curiosas circunstancias, cada vez que nos encontramos se suelta la lengua confesando culpas de incauto, hasta atreverse a decir que más de una vez prestó dinero al presidente de uno de los clubs mas grandes del mundo. ¡Las cosas de Sandokán!

      Lo que me llama la atención del también conocido como “Tapaeras” es la inquina que muestra hacia los equipos de la zona de Levante por ser, al parecer, los que más le han engañado. Precisamente el Levante es el club que arrebató  sin compasión a mi Burgos la plaza de 2ª división en 2002, se sospecha que con la connivencia del difunto presidente burgalés Quintano, que no pudo o no quiso juntar 30 millones de pesetas  para convertir al Burgos en Sociedad Anónima. En  mi pueblo se montó un escándalo morrocotudo, pero todo acabó con tres o cuatro jugadores nuestros traspasados al Levante, al tiempo que Quintano se fue a vivir a Bilbao. El Athletic de Bilbao se salvó hace pocos años del descenso en un partido ante el Levante, cuyo capitán era por esos días vasco. Concluyó el asunto con un desprecio absoluto hacia los recelosos. Y así, casos mil.
     
En su día, comenté en Salmonetes... que el Deportivo de la Coruña padeció un arbitraje en Gijón a dos o tres jornadas del final de Liga del 2011 que al bueno de Lotina le dio mucho que pensar. Aún recuerdo las explicaciones de un hombre hundido, incapacitado para hacer frente a “los elementos”.  De las arenas movedizas localizadas en el Levante-Zaragoza no se sospechó en su día, pero seguro que a “Loti, Loti”, que también tiene aire seminarista, le ha llegado la confesión del arrepentido.
     
Agapito Iglesias, empresario enriquecido como Sandokán a la sombra de ayuntamientos progresistas, usó de un sistema cachavero, en parla taleguera, y puso mucho dinero en la cuenta de sus jugadores para que se lo devolvieran a los cuatro días. Me sorprende el número de pringados -hasta el entrenador Aguirre- metido en el negocio, pero ya lo empiezo a achacar a esa permisividad tan española de trincar dinero como sea hasta convertir la integridad personal en escandalosa extravagancia. Cuando veo a ese sindicalista madrileño, del que sospeché la primera vez que se nos apareció predicando decencia, le soplo a mi chico de que nunca se fíe de aquél que ofrece lo que no es suyo.

      Un servidor, que trata con todo tipo de delincuentes, ve claro el asunto del Levante-Zaragoza, y agradecería una mínima vigilancia en los finales de 2ª y 2ªB. En 2ª, con la liguilla de ascenso se ha parado un poco la subasta del club ya salvado sin aspiraciones para los últimos cuatro partidos, pero seguro que los amaños no cesan. En 2ªB, como se paga poco, se gana dinero apostando sobre seguro y no perdiendo el contacto con los compañeros. ¡Qué cosas se oyen de la 2ªB!
      
No consta si el sindicalista Rubiales ayuda a los afiliados que se meten en asuntos turbios. Lo que sí consta es que el sindicalista Rubiales, al que importa mucho el sueldo de los jugadores y que todos se lleven como hermanos,  trabajó de futbolista en el Levante donde también ejerció como enlace sindical. Otro partido con diligencias abiertas es el Gerona contra el Xerez, equipo éste último en el que también jugó Rubiales. Simples casualidades.