Bujalance desde el olivar
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Bujalance es un pueblo humilde -en palabras de su alcaldesa- que queda a unos 30 kilómetros de Córdoba en el camino que lleva a Jaén. En el tiempo de la aceituna -ya mismo- los vecinos , ayudados por el SOC, comisiones obreras y ugeté montan unas huelgas de aquí te espero en procura de unos cuantos euros más por jornal, por tenerse los bujalanceños bravos y muy díscolos ante los señoritos. Dicen que es famosa una revolución anarquista que secundó todo el pueblo en el año 33 y legendaria la partida de guerrilleros “Los Juíles” que tuvo en jaque a los guardias de Franco hasta 1944. Así dicen en el pueblo y habrá que creerlos.
Un pillo de Bujalance con el que me encuentro de vez en cuando tomando café después de comer, me dice que a él le vienen bien las huelgas y junto a sus colegas grita mucho en la plaza y hasta es el primero en echar troncos a la carretera para detener el tráfico. Por la noche se meten entre los olivos y llenan sacos que acercan a las prensas de Montoro, Cañete, El Carpio...
-Una vez, hace años, hubo una “juerga” salvaje y “mos cogió” la Guardia Civil en un erredoce. Se pasaron una jartá, porque pusieron en la denuncia que llevábamos 5000 kilos de aceituna “en dentro” del coche. Le dijimos al juez que ¿cómo va a ser, señoría, si además íbamos cuatro metidos en el erredoce...? Ná, nos pusieron un multazo que menos mal que al final no tuvimos que pagar.
Las peripecias del pillo me recuerdan a lo que leí de Juan Belmonte en caso parecido. En las huelgas del campo de tiempos de la República, el maestro pactaba con una cuadrilla de huelguistas para que le robaran en la finca por las noches. Él mismo les compraba las aceitunas a un precio bastante inferior al que ofrecían los patronos y todos contentos. Los pobres podían comer, los revolucionarios robaban a los ricos y los ricos seguían mas ricos.
En Bujalance siempre ha habido alcaldes progresistas, pero la mayoría de la población se niega a acabar la ESO y se apunta a jornalera con el orgullo de sus padres y sus abuelos por bandera... pero en sociedades así montadas al final algo falla y lo que falla en Bujalance es que se roba más de lo tolerable. En las fincas, en los huertos y hasta dentro de las casas. Y han pedido socorro a la Guardia Civil, a la que casi siempre han mirado como enemiga.
Los bujalanceños dicen que son los gitanos del pueblo los que roban y los gitanos del pueblo dicen que en Bujalance hay mucho racismo. ¿Racismo entre gente tan de izquierdas?
Ha habido enfrentamientos, peleas, seis detenidos en espera de más identificaciones y hasta en la tienda de flores para los muertos se formó una chasca que daba miedo. En la plaza de Bujalance se ha manifestado todo el vecindario y alguna partida de ellos ha propuesto soluciones a los robos contra el patrimonio más que delictivas. Soluciones que si las propusieran conocidos de Esperanza Aguirre por poner un ejemplo, serían portada en telediarios y motivo de escarnio cada cinco minutos en las cadenas cuatro, cinco y seis.
Los consejeros de Doña Susana y el delegado del gobierno, señor Primo Jurado, dicen que no. Que no hay racismo que valga. Diego Cañamero y Gordillo están con sus hermanos bujalanceños, luchadores dignísimos a los que hay que respetar como si fueran los últimos linces de Sierra Morena. Ayer, mientras los políticos hablaban, una señora arreó con un palo a otra señora embarazada en Bujalance. No me he enterado de si la pegona es gitana o paya.