La última vez que protesté en la calle
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Gracias a espantosos vericuetos diseñados por las parcialidades que se dedican y viven muy ricamente de la política, en España los delincuentes gozan de honorabilidad y si por empeño de los jueces que se han estudiado el Código Penal algunos de ellos entran en la cárcel a cumplir condena, elementos de esas parcialidades que llegan hasta ministros se apiadan por televisión simulando misericordia. Si a estos próceres se les recriminan las inclinaciones insultan altaneros además de tomar por tontos a los españolitos normalitos como usted y servidor.
Servidor se jubiló hace cinco años de funcionario de prisiones y por entonces ya era nuestro barandísima don Marlaska, señor al que escuché un indigno desprecio en sede parlamentaria contra mi gremio. "...la cuerda siempre se rompe por donde es más débil", soltó sin ningún pudor en los días que un gigante de Burkina Fasso nos apalizaba sin duelo y sin consecuencias. "..a mí Fabrizio sólo me llama mi papá.." decía el coloso al que alguien de un equipo de tratamiento pretendía sacar de Aislamiento. En Cataluña, donde las competencias penitenciarias las cogió la Generalidad, no quiero imaginarme el calvario de tener a tu custodia los que son tus jefes, pero sí que supongo la desmoralización y relajación que semejante sindiós acarreó al colectivo de funcionarios que ejerce en Cataluña. "No pintamos ya nada, pero no puedo mover a la familia" me dijo un colega que se quedó cuando el cambio de competencias.
La muerte de la cocinera "de la calle" en Tarragona a manos del rumano Iulian sí que se pudo evitar a mi modesto parecer por las siguientes razones: 1/ El tipo huele a psicópata pues "estaba pagando" por la muerte de una mujer que no quería casarse con el, conforme dice la prensa y ésta es alerta que los equipos de tratamiento (ellos son los que dan los destinos porque el olfato del funcionario de patio ya "no es científico"), psicólogos mediante, deben advertir. 2/ Iulian tuvo comportamientos o palabras que la trabajadora asesinada comunicó al equipo directivo (siempre según lo leído y escuchado en prensa) y ante semejante llamada de atención cuando servidor ejercía, Iulian no hubiera vuelto a pisar la cocina. 3/ Dice la prensa que tras un tiempo fuera del destino, se le reincorporó al mismo, y aquí algo tendrá que decir el equipo de tratamiento, el administrador que suele ser el responsable de la Cocina y por supuesto el Director, cargo éste que suele ser del gusto del Secretario General, en este caso la Consejera. 4/Es difícil imaginar que en la cámara frigorífica entren el interno y la trabajadora a la vez. Es situación muy extraña, pero debido a la escasez de personal pude que se prescinda tras la comida del funcionario de cocina, pues allí están destinados presos de confianza.
Prefiero no seguir. La realidad es que al funcionario de prisiones de hoy la Administración le impide conocer a los internos: su peligrosidad, sus antecedentes en algaradas o peleas, si han agredido a funcionarios o presos... Don Marlaska pregunta mucho por las estadísticas sobre cursillos, terapias, talleres... y nunca por la salud y los quebrantos que padecen sus funcionarios. Esto es así con don Marlaska. Con los barandas de Cataluña, uno cree que es aún mucho peor.