San Miguel en la iglesia de Santa Cruz
Sevilla
Francisco Javier Gómez Izquierdo
En San Miguel, día grato, por ser fecha en la que servidor cobraba una paga extraordinaria cuando a finales de los 70 era productor, conforme denominación de las nóminas de la época, me he dado el capricho de hacer lo que nunca he hecho: acercarme como el Camborio a Sevilla a ver los toros. En casa de mi chico he puesto el televisor y resulta que están votando a presidente (en la votación del 81 de Calvo-Sotelo me pilló cosiendo zapatos) y un catalán al parecer se ha equivocado por no saber muy bien lo que tiene que decir: "No. Tú di no." Y nada, que no lo ha entendido. Cómo han resuelto el sí no me llama la atención teniendo en cuenta la falta de seriedad y formalidad de la mala taberna en la que se ha convertido el Congreso. Los que pasaban lista lo han hecho como servidor no tenía idea que era uso entre los nefasto padres conscriptos: apellido tal, apellido cual, Nacho, Pepe, Pachi... Ésto era falta de respeto imperdonable cuando hacíamos el bachillerato.
Ya saben: con estos bueyes aramos. Servidor espera ver toros esta tarde como gustan a los grandes Márquez y don Ignacio de esta casa. Ya saben que no entiendo nada del arte por lo que no esperen explicación de lo que ignoro. Bueno, creo que ignoro menos de la tauromaquia que los congresistas españoles de democracias.