lunes, 18 de septiembre de 2023

El manicomio español

Estampa marroquí

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    El parón liguero impuesto por el Combinado Autonómico (Combinado Federal-Pi y Margall, dentro de nada, con la inclusión de Lamine, el nuevo Oliver Twist del Maresme) lo aprovecha España para saber la calificación penal que el pico de Rubiales tiene en Australia, que no por nada fue colonia penitenciaria de los ingleses.


    Tan tremenda necesidad jurídica nos pilla sin coche, que acaba de cerrar la Seat, y sin teléfono, que acaban de vender la Telefónica, con lo cual la indagación que tiene en vilo a España obliga a la Autoridad a viajar en avión, con el daño climático que eso supone, teniendo en cuenta que Australia está casi en nuestras antípodas, que son Nueva Zelanda (Madrid capital Tapakau), la isla de Jacinda. La tensión de estos días se palpa en el ambiente y, con los nervios, al repartir las laureadas del Mundial de Fútbol el Ministerio de Cultura ha confundido, en página del BOE, a una “influencer” de nombre Ivana con una futbolista de nombre Ivana, lo que da una idea del interés por el fútbol del ministro Iceta, que en la Universidad no pasó de primero de carrera.


    –…vengo a conceder su ingreso en la Real Orden del Mérito Deportivo a Ivana Icardi Rivero.


    El 28 de marzo del 35 Fernández Flórez recogía en estas páginas el escándalo de la víspera en el Congreso por las meteduras de pata en el concurso para cubrir ochocientas vacantes en el Cuerpo de Carabineros. Dieciocho mil españoles firmaron su instancia. En siete días fueron examinados los méritos de los dieciocho mil concursantes y comenzaron a hacerse las designaciones. Y cuando la Administración esperaba recibir los plácemes del Parlamento por esta labor increíble, se levanta el diputado Rodríguez de Viguri, con las manos en la cabeza, jurando no haber conocido mayores desatinos. Y anota el cronista:


    “Sí, hay algunos lunares. Por ejemplo, se nombró carabinero a un respetable señor que escribió una carta pidiendo la plaza para un Fulanito cualquiera. Se confundió al recomendado con el recomendante. Un error de la secretaria muy disculpable cuando se despachan con ritmo acelerado tantos centenares, tantos millares de cartas de recomendación. Pero ¿qué hay en esto de incorregible? Supusimos al respetable autor de la carta, viejo ya, con gota, con una posición social elevada, en trance de sufrir las consecuencias de la equivocación. Pálido, con la ‘Gaceta’ (hoy, Boe) donde constaba su nombramiento caída a sus pies y gruesas gotas de sudor en la calva, se nos representaba aquella víctima de un descuido burocrático abrazando a su familia antes de decir: ‘Estoy perdido. He recomendado para carabinero al hijo mayor de la portera y el ministro me ha nombrado a mí. Nunca supuse que mi brillante carrera terminase en el examen del doble fondo de los baúles. Ahora tendré que hacer guardias en alguna playa desierta o en algunos picos nevados. Con lo que me fastidia la humedad. ¡Adiós, hijos míos; parto a ser el azote del contrabando, que nunca me interesó con exceso! Dadme de baja en la Gran Peña y no os olvidéis de enviarme calcetines de lana.’ Esto sería cruel. Pero nada de ello ocurrió, sino que el caballero escribió diciendo sencillamente: ‘¡Que no soy yo, que es Fulanito!’ ‘¡Ah, perdón!’, contestaron. Y nombraron a Fulanito.” Que es la futbolista.


    Pero con toda España mirando a Australia, el “paquete” se lo quieren meter, no al covachuelista de Iceta responsable del ridículo, sino a Carvajal, que tuvo la desfachatez de declarar que las cosas de la justicia eran cosa de los jueces. ¡Cancelar a Carvajal! Ni siquiera a Cantalejo, el de los árbitros, a quien nadie ha preguntado aún su opinión sobre Rubiales (¡o sobre Australia!). ¡A Carvajal! Y tantearon a Nadal, que juega al tenis, deporte raro en el que algo tendrá que ver Rubiales.


    La rareza del tenis la explicó Foxá con el cuento de la última emperatriz de la China, cantada por Rubén: ante un partido en su honor entre el embajador inglés y su esposa contra un secretario estadounidense y la suya, al ver el sudor y la fatiga comentó:


    –¿Por qué no ordenan a sus criados que jueguen a esto?

 
    Los wokes han ordenado a sus wokes preguntar a Nadal por el pico de Rubiales. No a Cantalejo. ¡A Nadal! Y si no, a Carvajal, que tiene pinta de pueblo. Nada que no hayamos leído en “La facultad de las cosas inútiles” de Dombrovski, que se limita a anotar lo que de Carroll hay en Stalin.


    –¡No, no! La sentencia primero, luego el veredicto –dijo la Reina de Corazones de Carroll.


    Y eso es todo.


El pico II


CABOS SUELTOS


Lo había anunciado Ibrahimovic (“está escrito que Messi levante el trofeo”), y ahora es Van Gaal, “siempre positivo”, el que dice que en el Mundial de Catar todo fue “premeditado”, y aclara: “¿Debía Messi convertirse en campeón del mundo? Creo que sí”. El dictador moral del fútbol, Infantino, devoto de Raúl Castro y víctima infantil del “bullyng” por pelirrojo, declaró que lo de Messi sin copa del Mundo era “una injusticia a reparar”, opinión que compartía el país organizador, del que ahora nos llegan los cabos sueltos de la eurodiputada socialista Kaili hasta los personajes ozorísimos (de Ozores) del fútbol español citados en una demanda americana por corrupción, entre los que no está Rubiales, suspendido “A Divinis” por el papa Infantino. 

 

[Lunes, 11 de Septiembre]