lunes, 24 de enero de 2022

Alfombras voladoras

Freddie Mercury

@crockpics

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc

 
    En el cuento árabe de la Supercopa de España (“la tradicional amistad hispano-arabe”, era el latiguillo franquista), obra del presidente Rubiales (en lenguaje inclusivo, Aló y Alá Presidente), la final la han jugado Ancelotti y Marcelino, pero los vencedores fueron Simeone y Xavi-Javi (Arabia, precisamente, es donde Ancelotti y Kroos han tirado del machete de la jota, que decía Juan Ramón, para nombrar al ex cerebro de España y Príncipe de Asturias de la Concordia), que impusieron sus estilos de vendedores de alfombras voladoras.
    

Foxá se hizo eco de unas declaraciones a la prensa del rey de la Arabia Saudita Iben Saud, que reconocía que sólo le interesaban tres cosas: “Las mujeres, los perfumes y la oración”. El poeta ve, con tristeza, que la poesía, como consecuencia de tres siglos de racionalismo, “ha abandonado definitivamente, como un pájaro tembloroso, la seca rama de la cultura blanca”.
    

Podríamos –escribe Foxá– inventar un refrán, al modo oriental, que sería así: el que clasifica a la rosa no gozará de su perfume.
    

 Se empieza, explica, de esta manera: se pegan en una página numerada unos pétalos, unos estambres o pistilos; se meten las pinzas, se aplica la lupa o el microscopio, y ya se ha anulado para siempre a la flor.


    –¡Es el análisis!
    

Simeone analizó su derrota ante el Athletic y concluyó: “Nos han eliminado con dos jugadas a balón parado”. Como el balón parado no es fútbol, la derrota no le resta méritos para seguir siendo el entrenador mejor pagado del mundo.
    

También Xavi-Javi analizó su derrota ante el Real Madrid, y llegó a la misma conclusión que el día que su Barcelona perdió 7 por 0 ante el Bayern:
    

Si miramos el resultado (repetimos: 7-0), nos quedamos en lo superficial. ¡El balón fue nuestro!
    

Superficial es Ancelotti, que en esta controversia entre tradicionalistas y modernistas cree que ganar es la mejor tradición de todas, más que nada porque, “si no consigues trofeos, te despiden”. Todos los clubs quieren tener una cultura victoriosa, aunque con excepciones: “el Barcelona y, aunque parezca raro, el West Ham United de Inglaterra”.
    

Cuando su mánager era Sam Allardyce, fue cuestionado por el estilo del club, el famoso método del West Ham, y él dijo que el West Ham tenía una falsa imagen de sí mismo, que “el método West Ham no era victorioso”. Allardyce lo ascendió a la Premier y ganó méritos en ella, pero los propietarios lo despidieron por ir contra la cultura del West Ham.
    

El método del Barcelona es el de Xavi-Javi, teorizado en su día por Milhouse Errejón en un tuit: “La hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales. Afirmación-apertura”. El Madrid, que metió tres goles, pasó a la final, pero el Barcelona, que metió dos, pasó a la Historia. “El club de Florentino Pérez es tan simple que solo sabe ganar –escribió la prensa del Régimen–. El Barça se marchó triste por la derrota y feliz por sentir que está capacitado para volver a ganar”, paradojas lógicas popularísimas en España desde el abandono del latín y las matemáticas en la enseñanza pública.
    

Dentro del sistema, todo está permitido; fuera del sistema, nada está permitido –decía el ucraniano Lobanovsky, el entrenador más admirado por Ancelotti (y por un servidor, que tuvo el privilegio de disfrutar de su Dinamo de Kiev en Lyon y de su Urss en México’86).
    

Ancelotti intentó entrenar su sistema en el Madrid y los jugadores aguantaron sólo quince minutos: “Era de locos”. Como de locos es jugarle al Madrid de Vinicius a campo abierto, aun con la ayuda arbitral, como en Arabia, donde Vinicius recibió más palos que una estera (con agresión de tarjeta roja de Busquets) ante la mirada complaciente de un bedel vestido de amarillo en actitud de vaca viendo pasar el tren. Jugarle al Madrid de Vinicius a campo abierto es una genialidad de Xavi-Javi, cantada por sus flabelíferos periodísticos en estos términos: “La euforia en la victoria y el vacío en la derrota es consecuencia de no tener un plan”.

 
    –El bloque bajo no es muy estético, pero la calidad que tenemos arriba es demasiado importante como para no disfrutarla –contestó Ancelotti con lenguaje de Álvaro Benito, depositario de los apuntes de la escuela de entrenadores de España.
    

El Madrid debe asegurarse por todos los medios la continuidad de Xavi-Javi.

 

 Mick Jagger and Divine

@crockpics

 

VINICIUS Y BENZEMÁ


    Preguntado por los jugadores que eliminaría del Madrid antes de la final, Marcelino García Toral, asturiano prudente con fama de conservar su primer sueldo, dio los nombres de Courtois y Benzemá. De lo que vale Courtois supimos por cómo el antimadridismo defendió (en bloque alto y bloque bajo) a Keylor Navas. Y de lo que vale Benzemá sabemos por lo que Benzemá cuenta en “France Football”: de darle crédito, el Pigmalión de Vinicius es… Benzemá: “En dos o tres frases, en dos o tres movimientos, le muestro las cosas, sobre todo en los últimos veinte metros. Levanta la cabeza. Mirad al de antes, ha puesto todo eso en marcha. Ahora sí es Vinicius.” Pero en la discusión sobre quién mejora a quién, uno se apuntaría a la tesis (que es la de Hughes) de que Vinicius mejora a Benzemá en mayor medida que lo que Benzemá pueda mejorar a Vinicius.

[Lunes, 17 de Enero]