sábado, 22 de enero de 2022

Nomocracias


Poder normativo de lo fáctico

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    El españolejo puede ser nomócrata (“el reglamento es el reglamento”), en ningún caso demócrata, y saluda con entusiasmo la orden a la policía de investigar si Djokovic, Cascamorras de la chusma posmoderna, entró ilegalmente en España.
   

 Marlasca patrulla los clubs de tenis, y por la radio de la emisora tararea el “Clandestino” de Manu Chao: “Correr es mi destino / Para burlar la ley / Perdido en el corazón / De la grande babylon / Me dicen el clandestino / Por no llevar papel…” Si se confirma que Djokovic es ilegal, una lluvia de Dánae en forma de ayudas y subvenciones estatales caería sobre él, y ganaría más saltándose el torno de la aduana que subiendo a la red en la pista.
    

El modelo político es el ministro australiano señor Halcón, que, contra un juez, “ha hecho gala de su poder personal (sic) para cancelar el visado de Djokovic por motivos de buen orden”, orgasmo liberalio que recuerda al que en su día vivimos cuando el ministro Fraga, “haciendo gala de su poder personal”, encarabancheló al coordinador de la Junta Democrática para que Felipe González pudiera tejer sus consensos alemanes sin ser molestado.
    

Sólo hay libertad individual allí donde el individuo no está sometido a la intervención exclusiva de un único poder exclusivo, sino que existen varios poderes que, al agolparse para intervenir sobre el individuo, se entorpecen y limitan entre sí –dijo el que todos citan y nadie ha leído.


    La división de poderes supondría restaurar el Derecho (“devolverlo al pueblo”) y suprimir la Legislación y la Nomología. Pero estamos en la tesis del “poder normativo de lo fáctico” (manda el del palo) enunciada por Meyer, rector de Jena, donde la batalla que decidió, según Kojève, el Fin de la Historia: ocurrió con el virtual “contacto visual” entre Hegel y Napoleón. Después, la Nada, salvo dos excepciones dignas de Netflix: para Kojève, Stalin, y para Fukuyama, el Liberalismo Liberalio (el Liberalismo, Úrsula, y el Liberalio, Macron, con España pidiendo en la cola del Medinaceli).

[Sábado, 15 de Enero]