El pelo de Iván antes del sanchismo
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La prensa es la rama del poder que se ocupa de hacer que todo parezca un accidente.
Por el humo se sabe dónde está el fuego, y el incienso del diario gubernamental con el “kitchen cabinet” de Pedro Sánchez indica que en España, donde todo es caricatura, Iván Redondo (simplemente Iván, para los que están en la pomada) es el conseguidor del momento.
–Su deseo público es que no se sepa nada de él, pero a los suyos les dice que sería positivo que se supiera todo.
Intelectualmente, Redondo (para quienes no estamos en la pomada) podría ser el bibliotecario de Irene Montero (¡un Gabriel Naudé en Galapagar!), pero como paradigma su caso, por el peligro que supone, viene contemplado en el “Diálogo sobre el poder y el acceso al poderoso” de Carl Schmitt.
–Antecámara, escalera de servicio, desván o sótano: la cosa es igual para la dialéctica del poder humano. A veces hay hombres prudentes y sabios; a veces, administradores maravillosos o virtuosos mayordomos de palacio; a veces, torpes arribistas y estafadores.
En la medida en que se forma un espacio de poder, se organiza también una antesala para ese poder. Cuanto más concentrado esté el poder (en nuestro Estado de Partidos todo está en la misma mano), más se agudiza el problema del pasaje y la cuestión del acceso a la cima. El poderoso mismo se aísla más cuanto más se concentra el poder directo en su persona.
–No hay poder humano que pueda sustraerse a esta dialéctica de autoafirmación y autoalienación.
Schmitt ilustra la “lucha por el pasaje” de su Diálogo con dos ejemplos: el histórico de la dimisión de Bismarck (“con ella comienza la tragedia del Segundo Reich”) y el literario del marqués de Posa, personaje del “Don Carlos” de Schiller, cuyo argumento dramático se resume en una pregunta: “¿Quién tiene acceso directo al rey Felipe II?”
El Richard Perle del sanchismo no da para tanto. Para lo que da, lo da la periodista Inma Aguilar:
–Iván Redondo. Estar en su equipo es vivir en un master continuo.
El pelo de Iván en el sanchismo