viernes, 31 de mayo de 2019

Gorburu



Hughes
Abc

Las actas de ETA conocidas hoy (el periodista Egea en Espejo Público y Europa Press -disculpen si olvido a alguien-) revelan que alguien apodado Gorburu avisó a ETA de que Francia iba a realizar una importante operación contra su organización. Quienes han visto las actas sostienen que Gorburu era Zapatero.

Zapatero introdujo a España en un perverso razonamiento al prometer la retirada de las tropas de Irak. Después ofreció apoyar lo que saliera del Parlament en materia de Estatuto. Si se confirma esto de ETA, y Gorburu como ZP, estaríamos ante un personaje fuera de las categorías políticas normales. Estaríamos ante otra cosa.

¿Por qué esto no encabeza todas las portadas (ningún digital lo refleja ahora mismo como noticia principal), ni abre programas especiales televisivos ni mueve a indignación general? Confieso mi estupefacción. ¿Acaso no es esto lo suficientemente grave? De confirmarse, estaríamos ante un hecho insoportable (insoportable al menos para algunos) cuya mera sospecha exigiría una rueda de prensa inmediata del PSOE.

¿Va a cerrarse el consenso alrededor de este asunto? ¿Hubo continuidad en las políticas de Rajoy relacionadas con ETA? ¿No va a someterse a un juicio público eso que se llamó “proceso de paz”?

Hubo gente que advirtió de esto que ahora conocemos, gente que fue silenciada, menospreciada o tratada de radical durante estos años. Y, sin embargo, tenían razón. Mi reconocimiento y agradecimiento hacia ellos (víctimas, algunos políticos del PP vasco, algunos periodistas…). Como tenían razón los que advertían de que en Cataluña se preparaba algo que desembocó luego en la proclamación de una República.

Un gobierno admitió hablar de Navarra, otro permitió una declaración de independencia. Y todavía hay que justificar la preocupación nacional, la preocupación política por la nación, como si fuera un intolerable radicalismo o un “nacionalismo” homologable a ERC, Puigdemont, PNV o Bildu.