jueves, 28 de enero de 2016

Miércoles de Cuartos

 Calle Cielo en Cádiz

José Luis García Cossío. Selu.
 “Si me pongo pesao me lo dices”. Al oído, Juan


Francisco Javier Gómez Izquierdo

       Salió ayer un miércoles de cuartos como no se recuerda. Cuartos en el Europeo de Balonmano, un deporte que por arte del demonio no interesa a casi nadie y que si apunto el sorpresón de la eliminación de Francia, gran favorita de todo, Dinamarca, con un Hansen sobrevalorado en opinión de mi tierno infante, ó Polonia, que jugaba en casa y a la que sobraba perder por creo que diez para clasificarse, a ustedes les sonará casi a chino. Hasta un servidor, que ha procurado ser fiel al noble deporte, va flaqueando en demasía en la atención. No acabo de entender tan poco atractivo en una disciplina en la que España es tradicionalmente puntera. De hecho, otra vez en semifinales.

      Quien no va a estar entre los cuatro primeros es el Atlético de Madrid en Copa, al que descabalgó el Celta de Vigo de una final que el aficionado colchonero soñaba contra el Barça en el Calderón. La Copa tiene cosas que no tiene la Liga. En la Liga te puede ganar el Spórting un partido, pero es imposible que te quite el título el Cádiz. Tres puntos tienen remedio. Una eliminatoria, no.
    
El Celta es equipo extraño que unas tardes parece once artístico y otras se nos presenta adocenado. Anoche, y sin Nolito, tocó homenaje al gran Sarmiento Birba y  una mítica raza de hombres vestidos con los colores del cielo cegaron la vista y nublaron el conocimiento de ese estratega de la rocosidad que manda en el Atlético. La ventaja de Simeone, como la de Cruyff cuando llegó al Barcelona, está en su incontestabilidad. Cruyff tardó tres años en ganar una Liga y se le permitieron sin mayores críticas, extravagancias como las de Danny Muller, el novio de su hija; Lucendo, ¿se acuerdan de Lucendo?, Romerito... o el capricho de ver regatear a Onésimo encima de la raya de córner. Simeone ya tiene su Liga y lo que es más importante, el cariño colchonero. A Simeone le podría haber eliminado el Villanovense y no hubiera pasado nada porque maneja el victimismo atlético con la habilidad musística del que ordaguea a la grande con cuatro reyes de mano.
     
Pero los cuartos en los que se fija el televisor del salón de casa se disputan en el Falla y como estoy convaleciente y con la voluntad y autoridad perdidas es mi tierno infante quien maneja el mando en una tarde noche en la que “confluye un acontecimiento planetario” * con el Selu, Antonio Martín y Martínez Ares, el genio que ha vuelto para felicidad de sus devotos. Dicen que hasta Juan Carlos Aragón se ha puesto nervioso y le ha dado por el Son cubano en vez de cantar en veneciano.

       El Selu, espectacular como siempre, llega a la genialidad con ese Juan -“¿Sabes cuánto te quiero a ti Juan? ¿Del uno al diez? Once”- con cara de Rubalcaba al que la chirigota da la brasa sin misericordia hasta ponerle la oreja como una piruleta. Se equivocó la chirigota al final de un pasodoble y tembló el teatro, el hijo se volvió estatua y no me supo determinar las consecuencias ante el jurado. “Si supone perder el primer premio, hay que cambiar el reglamento”, dice el hijo dolido ante el yerro del mito, pero me consta que el mozo está mas con las comparsas y las emociones fuertes le llegaron con la noche mas metida. Con un pasodoble insuperable de Martínez Ares que a mi doña puso los “pelos como escarpias” y a nuestra criatura lo transportó a los cielos de Cádiz. Para entonces un servidor estaba en la piltra. En el cuarto de dormir.


    * Por cierto, doña Bibiana Aído Almagro presenta mañana día 29 a las 12, Tesis Doctoral de no sé qué carrera titulada “Factores determinantes del reconocimiento de oportunidad. Un análisis en distintos entornos económicos y culturales” en la Facultad de Empresariales de Cádiz.