viernes, 31 de julio de 2015

Lapidaciones



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

La verdad es que, entre el cierre del café Comercial y la muerte del león africano que la TV catalana atribuyó a un cazador español que resultó ser un dentista de Minnesota, nos vamos de veraneo bien llorados.

Llorar, como se sabe, es de buen tono socialdemócrata.

Los “rangers” que coronaban los acantilados de Omaha en Normandía se echaban a reír. Ahora, los cicloturistas del Tour se echan a llorar porque coronan un puerto.
La izquierda mediática, con sus parnasillos de poetas reaccionarios, llaman “asesino” al dentista de Minnesota por abatir al león de los selfies, que es una cosa que sólo se les llama a los de aquí cuando pasan al cobro una exodoncia (extracción, para el vulgo).

En “National Geographic” llaman “asesinados” a los soldados aliados caídos en combate, y luego nos asombramos de que ochenta de cada cien universitarios españoles sean incapaces de hablar durante un minuto de asuntos de actualidad. No hay quién los saque del “teta-pedo-pis”, y eso los más retóricos, pues lo normal es que vayan por la vida con un vocabulario de una sola palabra: “Fascista”.

¿Es usted el candidato racista? –pregunta un menda de la TV de Berlusconi al político Albiol.
A ese Albiol le llaman “xenófobo” los mismos polvorosos de la manganesa que tiraron desde el campanario, por portugués, a Mourinho, quien, por cierto, otra vez habría vuelto a decir “¡Jehová!”, a tenor del escándalo de las tías barbudas de nuestras lapidaciones Monty Python.

Un entrenador del Real no puede estar como Juanito Valderrama, arreglando las declaraciones de Dolores Abril: la señora de Benítez, que está en Madrid, tildó a Mourinho, que está en Londres, de “facedor de entuertos”, y Mourinho la mandó a cuidar de la dieta de su marido, lo que le ha valido una acusación de “machismo” por parte de los Meletos (dicho en lenguaje socrático) o “telepollas” (dicho en lenguaje celiano) del deprimente “agit-prop” hispánico, con el que nos reímos… por no llorar más.