domingo, 15 de febrero de 2015

Los muertos y las muertas. Terenci Moix


TERENCI MOIX
1942-2003

Terenci Moix encarnó la frivolidad de la izquierda de salón barcelonesa, desde el nombre, pues se llamaba Ramón, hasta el funeral –un “funeral laico” (?)–, pasando por una literatura egipcia como sacada de La corte de Faraón: ¡Ay, Babilonio, qué mareo! “Un ‘ducados’, por favor”, fue la última frase de Moix, cuyo cuerpo, laureado con una chapa de Sal Mineo, fue despedido de este mundo a los acordes de Peter Pan. Sus cenizas fueron trasladadas a Egipto y esparcidas en Luxor, entre las ruinas del poblado de los constructores de tumbas del Valle de los Reyes. “El lugar de los artesanos –puntualizó su equipo de imagen–, no el de los nobles y monarcas.” Moix, que tomó el nombre de Terencio en homenaje al poeta latino, murió del tabaco, lo cual le permitió construir un pensamiento lapidario: “Los Ducados no me han convertido en Joyce.”

IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)