1919-1987
Manuel Viola, saeta tremendista. Porque todo, en Viola, fue tremendismo. Fue miliciano español, legionario francés, poeta surrealista y torero: allá por los 50, figuró en carteles de novillero bajo el nombre de El Manguelo. El crítico Javier Rubio habló del tremendismo integral de Viola, cuyo arte, igual que cuya vida, fueron algo tremendo. Tremendismo hecho de fulgores de camposanto, de brochazos rabiosos, de pasiones estrelladas en el color y la composición. “Una pintura emocionante, calidad ésta rara y difícil en el abstracto.” El nombre de Viola es el del triunfo de la abstracción. Un poema suyo: “Las brújulas ocultas del silencio / conducen a las plazas desiertas, / conducen a las calles cubiertas de ceniza, / conducen hasta el secreto de la Esfinge / con ojos de andén solitario, / con labios de arena incandescente.” Sabía que iba a morir: “Quisiera pintar, antes de morir, catorce o quince cuadros definitivos.”
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)