sábado, 17 de agosto de 2013

Underground


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Arranca la Liga y el Madrid ya le gana al Barcelona en dinero, en pipas y en “underground”, que ahora mismo es lo mejor que tiene para atraer a los diletantes, que son legión, a su causa, la tediosa causa del fútbol, mediáticamente devenido en “Tómbola” y “Sálvame” del capitidisminuido macho ibérico.

    Ante el escaso juego de La Guyana culé, el alcahueterío zumba alrededor del vestuario de Marilyn y Monroe, y esto sólo se puede aguantar en un bar con atmósfera “underground”, como La Nava de Libardón (Asturias), que ahí quiero ver yo a los guardiolistas, o el Tuiter que en su momento aglutinó al mourinhismo, hoy en la diligencia camino de Lordsburg, expulsado de la capital por esa liga de la decencia que son los piperos, la mayoría de los cuales, por cierto, no es de la capital.
    
El John Ford de esta diligencia podría ser Hughes, a quien le cabe, como a Fraga el Estado (la frase la hizo Gonzalón), el Madrid (y todos sus ismos) en la cabeza.
    
A día de hoy, veo en esa diligencia (de las damas no me hago cargo) a Jarroson, que sería Ringo Kid (John Wayne); a Ampudia, que sería el doctor Boone (Thomas Mitchell); y, desde luego, a Mercutio, que sería Hartfield (John Carradine).
    
A Mercutio me lo presentó el otro día Gistau en un monte (ruta de las Xanas) de Asturias: un lugar como fuera de la ley que en realidad sólo está fuera de cobertura, y puedo decir que era el John Carradine que en “La diligencia” expone su vida en defensa del señorío de Lucy Malory y que allí, en “Casa Generosa” (un “templo gastronómico de mi bendita tierra asturiana”, que diría García), exponía su reputación, que en el fútbol es su independencia, en defensa del señorío (Bernabéu, Hierro, Redondo y por ahí) del Real Madrid, cuyo vestuario, se nos dice ahora, no quiere a Bale, y no por Gibraltar, que la mayoría de los futbolistas no sabría situarlo, sino por el precio.
    
Qué “urdenground” sería responder a esa broma fichando a Joe Hart.