[…] En esto llega de Colombia un matador de toros al que ciertos empresarios españoles, con plazas incluso en aquella tierra, no habían sabido ver. Y el diestro colombiano, que no es Pepe Luis Vázquez precisamente, rompe con la rutina de nuestros comodones profesionales. Madrid se le entrega en cuanto advierte que el hombre no torea al filo del pitón, que echa el engaño por delante, que deja que los toros se arranquen desde su distancia, la justa, no hace falta la galopada de los veinte metros para propinar un trapazo. Rincón sorprende con el toreo de siempre, que consiste en cruzarse, bajar la mano, templar las embestidas, dejar el engaño en la cara, para ligar el pase siguiente con un soberbio juego de muñeca. Ese es el toreo, señores, el de toda la vida, adulterado por comodidad de nuestros toreros, aferrados al “unipase”, al colocarse al filo del pitón de “acá”, en la rutina de un quehacer monótono y estandarizado. […]
Vicente Zabala Portolés
ABC, 2 de octubre de 1991
Vicente Zabala Portolés
ABC, 2 de octubre de 1991
J. R. M.