jueves, 27 de diciembre de 2012

El Niño perdido y hallado en el banco

¡Fartaría más!
(Colección Look de Té!
Jorge Bustos

El robo sacro empieza a perfilarse como una especialidad netamente gallega, si bien no tan gallega aún como el saqueo impositivo decretado por el gallego más poderoso –y más gallego– de la nación, en el supuesto arriesgado de que Rajoy no sea sencillamente alemán. El perímetro de operaciones profanadoras parece circunscribirse a Santiago, como no podía ser de otro modo. De allí sisaron primero el Códice Calixtino, sustracción que permitió a la audiencia de Telecinco –e incluso de la televisión gallega– venir en conocimiento de la existencia de semejante joya bibliográfica y llorar coherentemente su pérdida. Ahora han ido más allá y han robado al Niño Jesús del belén del Obradoiro y lo han devuelto en un cajero; esta vez se trata de un hurto simbólico, con comunicado exegético posterior y reivindicación de autoría a cuenta del colectivo Fartas, acrónimo en gallego de esta declaración inequívoca: “Hemos venido a raptar temporalmente a Jesusito”.

El Niño ha pasado la noche en un cajero de Compostela, como tantos ciudadanos y ciudadanas anónimos. Vivimos en una sociedad en la que sólo importa la mercancía, sin valores, basada en la pobreza, la exclusión, la violencia, la xenofobia, los valores patriarcales y misóginos. Una sociedad construida contra la mayoría social —se justifican los captores de la figura, tan amenazadores para la propiedad como para la lógica, porque ya me dirán ustedes si construir una sociedad sin mayoría social no es algo muy parecido a presentar una mariscada contra el marisco mayoritario.

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