lunes, 10 de noviembre de 2025

A Xabi no le gusta Cervantes


Bob el Inglés y su segurolo W. W. Beauchamp


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


A Xabi Alonso no le gusta Vinicius, es la conclusión del mundo mugrilla del fútbol. Tampoco le gusta Endrick. A cambio, a Alonso le gustan Carreras y Gonzalo, así que, en lo tocante a gustos, empate. Recordemos cómo tituló la prensa de la época el escándalo provocado por César González Ruano, cuando quiso darse a conocer como escritor en Madrid y fue al Ateneo a conferenciar contra el Quijote: “A González no le gusta Cervantes”.


Los complejillos culés del piperío crearon en el madridismo la necesidad de un tiquitaca (¡el estilo! ¡tenemos quince champions, pero no tenemos estilo!, etcétera) y la intelectualidad orgánica creyó ver en Xabi Alonso al Guardiola blanco. Ahora en la capital hay tortas por convertirse en el biógrafo de Xabi (como W. W. BeauchampSaul Rubinek–, el biógrafo de Bob el InglésRichard Harris– en “Sin perdón”), y el que más méritos acumula es una especie de cura vasco que dice Pilatos, con ese, como los curas vascos, y al que uno sólo conoce de la barbería con limpia de color. Para él la proyección del Madrid en el mundo es Xabi, no Vinicius, porque ¿qué haría Pep en el lugar de Xabi?


En 2011, ante el Mallorca, Pep cambió a Messi, pero Messi se negó a salir, número que repitió en 2014 con Luis Enrique ante el Éibar. Para el Relato, estos incidentes sólo mostraban el gen competitivo del Potele argentino. Pero en 2019, cuando, por un malentendido, Kepa Arrizabalaga se negó a ser cambiado por Sarri en el Chelsea, la mugre mediática presentó el incidente como la revuelta de las Alpujarras, hasta la movida con Vinicius en el Clásico, transformada por el ratoneo periodístico en el “Gulf of Tonkin incident”, donde nos jugamos, no la fuga de Vinicius, sino el sistema de Alonso. De Mijatovic (un ejemplo moral con Iván Helguera) a Alfonsito Pérez (“yo siempre he sido culé”), pasando por el más simplito, Morientes (se negó a salir al campo en un Madrid/Dortmund, al grito de “Sal tú, hijo de tal” a su entrenador, el marqués de salmantino luto), nadie se ha privado de escupir a Vinicius, cuyo error ha sido hacerse madridista, por lo que nunca saldrá del club como lo hizo Alonso.


Los futbolistas no son oficinistas del Catastro; los futbolistas son Lolas Flores (para los nuevos: Lola Flores, en descripción de Ruano, era un Cristo de Velázquez cabreado) en calzoncillos, y cuando no había tanto chufla viviendo de ellos el fútbol era una guerra de goles, no una cucaña de chascarrillos. ¿Nadie recuerda el responso que Kroos le rezó a Ancelotti al ser sustituido en el Bernabéu? El primer desaire a Alonso en el Clásico no fue de Vinicius, sino de Carvajal, que apuraba los ejercicios de calentamiento cuando Valverde hizo el gesto de poder seguir en el campo. Y el jaleíllo charil con Lamine 2030 también comenzó con Carvajal, capitán y ya con una edad. Pero, a la hora de vender sus cuentos, a los revistosos del puchero les pasa con Carvajal lo mismo que a Gaspart: “¿Quién es Carvajal?” Y a Lamine 2030 no se lo puede tocar. Conque Vinicius al salón, a pedir perdón. Almafuerte, poeta paisano de Mastantuono, condenó el perdón porque, según Borges, en el perdón hay algo de pedantería. Contra el perdón también se levantaron Nietzsche, que lo juzga indigno, y Blake. El inglés lo consideraba una forma de cobardía y de soberbia. Y Almafuerte dice: “¿Quién soy yo para perdonar si yo soy como los otros?” Bueno, pues Vinicius tiene que pedir perdón por mosquearse/cabrearse cuando lo tratan como a un Pedro León de la vida, después de tener que cargar por la banda con un sistema de juego como si fuera un somier a la espalda.


A Santayana, el filósofo mayor de España, nunca le entraron las matemáticas: para él, nuestro sistema decimal no se fundaba más que en la estúpida razón, decía, de que tenemos manos y pies.


Con un buen profesor puede que hubiera sido un alumno ilusionado.


Dicen que el sistema Xabi Alonso/Sebas Parrilla imponía en el Clásico cambiar a Vinicius por Rodrygo para tapar a Koundé, que fue quien en el último minuto falló el empate, solo, delante de Courtois.


[Sábado, 1 de Noviembre]