Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Las patocracias reinantes necesitan de lo que Wolin llamó “mito maniqueo”, que describe dos formaciones trabadas en una lucha a muerte: justicia absoluta contra injusticia absoluta, utopía versus distopía.
–Los nazis exaltaban la fuerza y despreciaban la debilidad; los nuevos utopistas están orgullosos de su fuerza, pero, paradójicamente, se sienten amenazados por la debilidad ajena.
En la patocracia de Bush y sus neocones el mito maniqueo fue el “terrorismo global”, y en la patocracia de Sánchez y sus marañones el mito maniqueo es la “extrema derecha”, o ultraderecha, “eso” que acaba de arrasar en las presidenciales de Argentina.
Un lector del periódico de las elites quiso saber por qué sus redactores llaman por norma “ultra” a Milei, y la defensora de los lectores, que, como la famosa lechuza de Hegel, sólo levanta el vuelo al anochecer, colgó un video en las redes para razonarlo:
–El Libro de Estilo del periódico es como nuestra Constitución (?), y en la entrada de “ultra” lo que dice es que es “un extremista de derechas”; Milei ha llamado “zurdos de mierda” a la oposición, así que está más que justificado llamarle “ultra”.
No sé el lector del periódico, pero uno, que no lo es, se queda más tranquilo sabiendo que la etiqueta de “ultra” responde a un plan. Burckkhardt nos cuenta que, en el Renacimiento, el no abandonar la perfección estilística aun en situaciones angustiosas era tanto mandato de la etiqueta como cuestión de costumbre. Para adquirir estilo, los hombres de aquel tiempo grandioso se estudiaban los epistolarios de Plinio y Cicerón, y ahí están las cartas de Pietro Bembo. En cambio, para llamar “ultra” a Milei, no hay que leer ni el Sabine ni el Touchard (traducido, ay, por Pradera), y basta con tener la elocuente sensibilidad del ministro Puente.
“Plus Ultra” es el lema oficial de España, ¿y para el periodismo de elite la palabra “ultra” solamente designa a un “extremista de derechas”? El “ultra” Milei, que por lo que habla estaría entre liberal y minarquista, se reconoce discípulo del profesor Huerta de Soto, que cree que el estilo aspaventoso de su discípulo es mitad teatro y mitad impaciencia ante la estupidez. En cuanto al estilo político de nuestras informadas elites, si Milei les parece por sus dichos un “extremista de derechas”, ¿qué dejan para Churchill, acusado de “racista, sexista, imperialista, sionista, supremacista ario y anglosajón y defensor de la eugenesia”?
–Winston, está usted borracho –le dijo en el 46 la laborista Bessie Braddock al tipo que había aguantado las V2 de Hitler fumándose un puro.
–Señora –replicó el aludido–, usted es fea, y yo mañana por la mañana estaré sobrio.
He aquí, por cierto, una muestra de humor casi “ultraísta”, sin circunstanciación ni prédicas ni nebulosidad rebuscada, como Borges, otro argentino “ultra”, despachó el ultraísmo.
España se nos irá al fondo, pero con el país dando vivas a Lope de Aguirre.
[Viernes, 22 de Diciembre]