jueves, 13 de noviembre de 2025

Los Cameros y Las Viniegras en la Demanda


Otoño en el roble



La Virgen de Valvaneras



Nuño y Domingo encuentran a la Virgen
 en el hueco del Roble



El pantano de Mansilla de la Sierra

      

 Francisco Javier Gómez Izquierdo


             De Salas de los Infantes parte una carretera que atraviesa la Sierra de la Demanda y te lleva a Nájera. La ruta, como se dice ahora, es un continuo curva a derecha y herradura a la izquierda, pero en este tiempo de otoño si no se tiene prisa y amanece el día con sol, pocos lugares hay con tanta paz como la que transmiten los ocres colores de los robles centenarios que nos miran pasar desde las laderas de los montes de los Barbadillos, del Pez y de Herreros, de Monterrubio de la Demanda, último pueblo de la provincia de Burgos, antes de entrar en la Rioja donde nos topamos con Canales y Mansilla apellidados de la Sierra en la comarca del Alto Najerilla donde Ana María Matute -Ana María Matutes en el callejero de Córdoba- tenía su "patria chica" y allí, al cementerio de Mansilla creo entender llevaron las cenizas de la escritora. Dentro de la iglesia del pueblo anegado por el pantano de Mansilla paseamos hace cuatro o cinco años pero antier el agua llegaba hasta mitad de la torre y es cosa que de verdad alegra.


        La idea de recorrer los Cameros y las Viniegras, altas y bajas, de la Demanda salió a propósito de la Virgen de Valvanera de la que mucha gente de mi pueblo es devota; mi madre contaba las peripecias que pasaban andando desde el pueblo al Santuario en el que empleaban no se acordaba cuantos días, allá a finales de los años 40. Una de las últimas cosas que pidió es que la lleváramos para morir tranquila. Como el mundo es un moquero, resulta que el hijo vive en Sevilla muy cerca de San Benito, donde tiene asiento la Asociación de Devotos de la Virgen de Valvanera, a la que sacan en procesión por San Miguel en un paso al que plantan ramas de quejigo pues no en vano  la patrona de la Rioja fue buscada y encontrada por un ladrón arrepentido, Nuño, y el cura Domingo de Brieva de Cameros que le acompañaba, en el roble más alto del Valle rondando el año mil. La imagen, al parecer,  data del siglo XI.

 

     Recorrer Valvanera de mañana y sin personal un 11 de noviembre no es lo mismo que hacerlo en verano. En otoño resulta experiencia mucho más placentera y conforme paseas mientras te sientes vigilado por el ciervo, el corzo, el águila ó el buitre, te crees un San Francisco cualquiera frente al cristal que protege la cueva donde se empezó a venerar la imagen de la Virgen.


     Subimos a Anguiano a ver la calle que bajan los danzantes con zancos; pasamos por Cárdenas donde servidor vendimió para Vitín y luego a San Millán de la Cogolla donde el hijo siendo chicuelo pasó descomunal página de piel de becerro por invitación del fraile que enseñaba el monasterio de Yuso. El de Suso anda en obras y no se puede visitar. Comida en Nájera, muy bien por supuesto y vuelta parando en la carretera de vez en cuando para que pasen las vacas y ovejas sueltas de la zona del pantano y presentar nuestros respetos a la colonia asnal que medio salvaje retoza juguetona con sus crías sin conocimiento de las reglas de circulación.


     Si. Hay días buenos.