Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Alfonso Paso, yerno de Jardiel, conoció a Churchill en la Costa Azul, y en un piscolabis dijo el político al comediógrafo: “Hay dos cosas que los ingleses nunca podremos tener: una es el Mediterráneo, y la otra, el Real Madrid.”
Al Real Madrid le llegó la hora de comerse la “vaca gorda”, que es como Churchill llamaba a la ciudad de Londres, en su tiempo la de mayor crecimiento de Europa, por su paz social (casi mil años sin invasiones) y su prosperidad económica.
–Han matado a la vaca porque quería comerse el vestido de la dama –dice Cocteau que de este modo oyó a una chiquilla, en Sevilla, contar la corrida de toros. Pues del mismo modo que la fiera cornuda representaba para ella una vaca, el torero, con su montera, sus lentejuelas, sus satenes, sus medias rosas, su capa, representaba una bella dama.
Pocos niños de hoy saben qué es una vaca (el tendero de ordenadores Bill Gates quiere borrarlas de la faz de la tierra, por peerse contra los cielos) y menos quién fue Churchill, pero todos han oído hablar del Real Madrid, que asalta en Londres su décimoquinta Copa de Europa, competición que, al decir del antimadridismo, nunca ganan los mejores. ¿Quién es el mejor? El City, dicen, que en una eliminatoria de catorce cuartos de hora con el Real Madrid, sólo estuvo clasificado durante un cuarto de hora y en el Bernabéu. Lo del Ethihad fue una versión futbolística del “Rope-a-dope” del 74 de Clay ante Foreman en Kinsasha. El “Rope-a-dope” fue una estrategia de pelea ideada por el fotógrafo de boxeo George Kalinsky, y la Wiki la describe con una sencillez que entendería incluso Rodrygo, que se ha pasado las vísperas de la Final de Londres repitiendo que el City es el mejor equipo del mundo, razón por la cual el City, no Rodrygo, verá la Final por TV. En el “Rope-a-dope” con el que Clay eliminó a Foreman, “una de las partes se pone a propósito en lo que parece ser una posición perdedora, tratando con ello de convertirse en el vencedor final”. Clay en las cuerdas aguantando el chaparrón de Foreman con ingeniosísima esquiva a base de inteligencia y elasticidad, como el Madrid plantado ante el City en bloque bajo, y Kroos haciendo de cuatro cuerdas. El “Rope-a-dope” de Kroos en Manchester y su pase antitiquitaquero a Vinicius en Munich (Kroos hace en un pase lo que el Barcelona en cuarenta, tenía dicho Zidane) es lo mejor de la carrera del futbolista alemán en el Real Madrid, que le ha hecho una despedida digna del Camborio, en cuyo entierro iba Pedro Domecq con dos sultanes de Persia. ¿Qué ventilaban ahí esas gentes?
–Supongo que por la visión de las etiquetas de las botellas de Domecq en las juergas flamencas –fue la explicación que Lorca dio a Pemán cuando éste se lo preguntó.
El pase de Kroos en Munich nos redime del “Groundhog Day” que ha sido durante una década su cambio de juego hacia Carvajal para descongestionar el sector izquierdo donde tiende a amontonarse todo el mundo (Vinicius, Rodrygo, Mbappé…), aunque lo malo no era el pase de Kroos, sino la solución que le daba Carvajal. La despedida de Kroos sirvió, además, para distraer al antimadridismo rampante, que no ha podido enredar lo que hubiera querido. Lo intentaron metiendo los perros en danza con Lunin, cuya titularidad en Londres defendían con argumentos de la “Teoría de la Justicia” de Rawls, hasta que una gripe “bíblica” (de hacer caso a los medios) ha librado de más explicaciones a Ancelotti. ¡Lunin aislado! ¡Qué sinjusticia! Te imaginas al joven portero como a un joven Thomas Bernhard en su aislamiento de hospital con los enfermos del pulmón, donde cada semana tenía que hacer que le llenaran de aire su neumo: el paciente se echa en la cama de la consulta y, con un tubo fino, se le inyecta aire entre el diafragma y el lóbulo pulmonar enfermo, de esa forma se comprime el agujero para que se cierre.
–Un día –refiere Bernhard en sus delirantes memorias– ese médico notable, que era incluso catedrático, me estaba llenando de aire, y en medio de la operación fue al teléfono, mientras yo estaba echado en la cama de la consulta y tenía el tubo en el pecho. Le preguntó a su cocinera por el almuerzo, y después de largas discusiones sobre cebolletas y mantequilla, patatas o no patatas, el profesor tuvo a bien volver a su paciente.
Al contrario que Rodrygo, de Lunin no ha salido una sola queja en la semana grande de la temporada. Todo indica que al brasileño le falta carácter o le sobra representante.
–A Vinicius le sobra expresividad –ha dicho Valdanágoras, a quien nadie le ha dicho que le sobra facundia.
La expresividad de Vinicius es su carácter. Sin carácter nadie triunfa en el Real Madrid, donde tienen carácter Courtois (y un “conejo de hielo”, como llaman los holandeses a la sangre fría: ¡qué buen título, “Conejo de hielo”, para la novela de Capote), Carvajal, Rudiger, Nacho, Mendy, Valverde, Camavinga (no, en cambio, Aureliano, la gran baja en Londres), Kroos, Bellingham, Vinicius (no, en cambio, Rodrygo), Güler… ¡y Endrick!, pero ésa será otra historia.
La única duda que plantea esta Final es si La Quince aliviará el peso de los Treinta Años de Leyenda Negra que los obispazos del Dicasterio para la Doctrina de la Fe Antimadridista echaron sobre el Real Madrid cuando Hernández Hernández, que no parece ser Guruceta, corrigió desde el VAR tres groseros errores arbitrales en el partido contra el Almería.
–¡Marchando esa vaca gorda!
[Sábado, 1 de Junio]