martes, 21 de diciembre de 2021

En la muerte de Diego Moreno Gavilán

 




El llavero / El homenaje / En el Gimnástico / En el Córdoba

 

Francisco Javier Gómez Izquierdo

       Hace diez años andaba servidor tras las huellas del difunto Eustoquio, un dominico que según mi primo Rosendo, fraile con él en Caleruega, había sido capellán o cosa parecida en el Córdoba CF. En un acto al que fuí invitado, dos glorias blanquiverdes, López Prieto y Carmelo Salas, lateral éste que lo fue también del Burgos, me remitieron a Diego. Diego era "el otro" de Juanín y Diego, la escuela de fútbol de la que se enorgullece la ciudad y que hoy tiene su sede en el barrio de las Margaritas. Cuando me presenté ante Diego Moreno Gavilán la escuela estaba en Cruz Conde y nada más darnos a conocer supe que íbamos a pasar buenos ratos, al menos yo, hablando de lo que más nos gusta.  Mi chico y sus amigos alquilaban el campo para sus pachangas y mientras ellos jugaban, Diego y servidor barajábamos y corregíamos recuerdos de un fútbol con el que tanto habíamos disfrutado: él como ídolo y protagonista y servidor como adolescente aficionado cuando más aprieta el vicio.
       

Ha muerto un gran futbolista. Ha muerto Diego a los 77 años. Poco antes de preparar la comida lo han puesto los de mi peña cordobesista en lo del wasapp y me he quedado impactado. La última que lo vi, ya hace tiempo, todo sea dicho, estaba como un chaval. Me bullen los recuerdos, todos entrañables, por ser un lujo los ratos que pasé con él. Así, a vuelapluma, quiero dejar constancia de una pequeña confusión que el bueno de Diego arrastraba hasta que le negué la mayor: "...burgalés, el mejor gol que he metido lo metí en El Plantío desde casi el centro del campo".  "No, Diego. El primer triunfo del Burgos en 1ª División fue ante el Córdoba que tú jugabas. 1-0 gol de Benegas, un cedido del Atlético, a vuestro portero, Benegas también de nombre, y pitó Tomeo Palanqués, un árbitro catalán que soltaba muchos tacos en los partidos. Ese año bajastéis y el Córdoba no ha vuelto a subir". Esto era por el 2008. "Que no, Javi, que fue en El Plantío".  Le traje mis Dinámicos, el internet setentero, y su golazo fue en El Helmántico. "Claro, es que el Salamanca viste como el Burgos. Mi cuñado Cruz Carrascosa estuvo en el Salamanca y se tuvo que marchar porque a un tal Rial no había quien le quitara el puesto". "Sí, Bartolomé Rial era de Milagros, un pueblo de Burgos"... y así en este plan muchas tardes.
    

"Mi Pili, la pobretica, que no había salido nunca de Córdoba, no hacía más que llorar cuando fiché por el Nástic de Tarragona, pero también te digo que cuando volvimos también lloró al dejar Tarragona. ¡Qué bien nos trataron! Allí jugué con Viberti. ¡Qué jugadorazo!" Le traje un póster del Nástic y confieso con pudor que le pudo la emoción. "¿Y tú de dónde has sacodo esto? Ni idea de que existiera esta foro..." Le hice una buena fotocopia y ahí me vio lo yonqui que era. Un día me trajo su llavero conmemorativo del homenaje a Juantxo Benegas, "el Látigo Negro"; "toma, eres quien más y mejor lo va a apreciar"; otro, me invitó a su caseta: otro, me llevó a un homenaje que le daban. Quería presentarme a Rafael Aguilera, el Beckenbauer de El Plantío, cuando se juntaran los veteranos, pero por unas cosas o por otras no coincidíamos. "No daba rasca Aguilera..."


    Diego me contó historias que serían imposibles hoy en día. "Un amigo y yo con catorce años nos apuntamos a la Marina. Vinieron a buscarnos y mi madre me quería matar, pero a la Marina que fuí, y mientras, jugué en el San Fernando."  Me hablaba de lo mucho que quería a Pili, su mujer, y lo bien plantados que los tenía su suegro. "Kubala me hizo debutar en 1ª, yo quería que fuera mi padrino de boda, pero mi suegro dijo que toda la vida de Dios el padre de la novia ha sido el padrino en Córdoba." "Eustoquio, un santo, me confesó y me casó en la iglesia de la Laboral porque además de dar clases allí en la Universidad, mi suegro llevaba algo de los cuentas de los dominicos..."


      No es menester seguir. Lo he apreciado mucho y he presumido de su amistad. Se ha ido por sorpresa, como se fue su compadre Juanín, quizás la mayor gloria del cordobesismo. Los dos han dejado huérfanos a muchos niños y a todos los aficionados del Córdoba CF.


      Que la tierra le sea leve.