miércoles, 22 de diciembre de 2021

Kidultos y adultescentes


  Sisa

Qualsevol nit pot sortir el sol

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Después de Franco, las instituciones. Ésa era la consigna del búnker liberalio en el 75. Llegados al 21, ahí están los 34 miembros (“kidultos” y “adultescentes”, neologismos de Muray) del primer Consejo Estatal de Participación Infantil de España que dará voz a los niños ante… las instituciones”.


    –Durante la primera sesión, a puerta cerrada, les toca sentarse al lado de la ministra Ione Belarra.


    Es la cantera del Estado de Partidos, la Masía del Consenso, el rondo en el jardín de infancia, con Ione tocando el pito de Xavi.


    –El desmantelamiento programado del antiguo patriarcado y la reconducción definitiva del mundo hacia el jardín de infancia son dos de nuestras metas esenciales, casi alcanzadas –escribía Muray a los yihadistas, que creen que, al cargarse el Occidente, se cargan algo serio.


    Para las sociedades ha llegado el momento de optar entre la edad adulta y la prolongación de la adolescencia, planteaba el polemólogo Bouthoul en el 62, y el 68 optó por prolongar la adolescencia, castigando al mundo real al cuarto de los ratones, detrás del decorado. La historia, tenía dicho Ortega, es divertida, pero los occidentales (de nuevo Muray) nos hemos vuelto alérgicos a la Historia, refractarios a la cronología y hostiles a la topografía: “El mismo estado civil nos sobra, por ser contrario a nuestras tendencias al idilio, y nada falta para que nos movamos en un universo de Gatos con Botas, Riquetes del Copete, Pulgarcitos, Caperucitas Rojas y Cenicientas”. Ione cantando por Sisa con los Niños de Estado el “Qualsevol nit pot sortir el sol” mientras los vacunan.


    Quién mató a la infancia, preguntaba Dalrymple, en cuyo país, para maquillar la ausencia de brújula moral, el público es presa de repentinos arrebatos de sentimentalismo “kitsch” seguidos de una rabia vehemente que en Gales llevó al asalto de una consulta pediátrica por una muchedumbre incapaz de distinguir “pederasta” de “pediatra”, furia que se aplaca con un osito de peluche y una efusión poética.

[Miércoles, 15 de Diciembre]