viernes, 17 de abril de 2020

La paguita




ENTRE LA URGENCIA Y EL DISEÑO SOCIAL

Hughes
Abc

«Ingreso Mínimo Vital» suena parecido a «Política de Paridad» o a «Solución Habitacional». La siguiente podría ser la «Reforma Territorial». El soniquete del Progreso es indudable en el «Estado democrático y Social».

Lo del ingreso mínimo, conocido ya como «la paguita», llega en caos de españolada. El ministro Escrivá, que es el serio (¡el marido!), se entera por la prensa. Pero estos sainetes no ocultan una constante: el Gobierno, que vemos ya que carga por donde Podemos, aplica en la crisis medidas ideológicas. Sale de la crisis, o mejor, no-sale de ella con promesas de legislatura, pinceladas para un concreto modelo social. Así que la excepcionalidad es para los demás, ellos van aplicando lo suyo.

Y lo suyo acaba siendo lo de todos. El ingreso mínimo no son los cheques de Trump o Trudeau. La definición de los perceptores no es la misma. No es exactamente para quienes pierdan sus ingresos durante la crisis. La medida, necesaria a corto plazo, llegaría, por tanto, entre el oxígeno de emergencia y el diseño social de fondo. Y negar lo que tiene de bueno no es aconsejable porque posiblemente sea asumida por el Consenso. En el improbable caso de que la derecha vuelva a gobernar, y viendo los antecedentes ¿tendrían valor para retirarla? La derecha «suaviter» no deroga nada, acaba defendiéndolo luego de manera entusiasta y «gonzaloponsística». En general, es muy difícil que un gobierno retire un sistema de prestaciones una vez establecido. Es cuestión de percepción. Por este motivo, prefieren dar a dejar de recibir. Si bajan impuestos, lo tuyo sigue siendo tuyo. No se le debe un favor a nadie. Si te dan una renta, es una mano dadivosa la que extiende un cheque. ¡Y esa mano es besable! ¡Esa mano es papal! (Iglesias, por cierto, cita al Papa como inspiración).
 
El ingreso, además de sus bondadosos efectos sociales, también puede ayudar a uniformar el guirigay de prestaciones, pero presenta riesgos indudables. Escrivá, que hace de dueño de la única calculadora logarítmica, debería aclarar cómo va a pagarse esto. Empezarán con la deuda, pero eso es más madera. ¿De dónde recortarán los 7.000 millones de euros?

También habrá que saber cómo se concreta. Perfiles y condiciones. Algunos temen que desincentive el trabajo, todos tienen claro que incentivará el voto clientelar. La izquierda vive del rencor extractivo y de engatusar identitaria o asistencialmente a segmentos distantes unidos luego en «Lo Público» y en el repudio al facha mitológico.