martes, 28 de abril de 2020

Esquizo



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Decíamos ayer que para la situación invivible española sólo hay las dos soluciones que Cabrera Infante diera para la situación invivible cubana: “La esquizofrenia o la huida”.
    
Uno se ha apuntado a la primera (es mi pobreza, no mi voluntad la que consiente), con la inspiración del alcalde Almeida, que el domingo, más pichi que el machadiano don Guido, fue a la misa de la Almudena a dar ejemplo, cuando lo que tiene que dar, y no da, es una explicación a la toma por sus “rangers”, como salidos de una cantina mexicana de la guerra cristera, del altar mayor de San Jenaro, en Madrid, en plena misa de Resurrección, la fiesta más hermosa de los cristianos.
    
No pedimos guardias de Brighton, exquisitos (en idéntico cometido, estos días de pandemia) como David Niven en “La Pantera Rosa”, pues para eso hay que tener detrás una nación con tres siglos de libertad política, cosa que aquí tenemos por estrenar. Pedimos un respeto de especie a la civilización, como el que algunos pedían ayer a una miliciana que tuiteó contra la imaginera lágrima de luto de Ayuso mezclando Catolicismo, Iglesia, Goya, Saturno y 98.
    
Como la miliciana no nos escucharía, se lo contamos al alcalde, que habla como una parpayuela (para contarnos lo alto que es un abogado del Estado) y que también lo necesita: Azorín llevó al 98 a Toledo para ver al Greco, quien les “descubrió” al cardenal Romo, quien los “adentró en el corazón de España” con su libro “Independencia constante de la Iglesia hispana” donde, en 1843, se lee algo que hoy nos está vedado: que la soberanía nacional, “tan decantada entre los corifeos de nuestras Cortes, no ha sido ejercida nunca ni por sueños en España”…

    –La soberanía del pueblo americano, única que existe en toda la extensión de la palabra, y de la que las de la Europa no son más que un simulacro
    
El cardenal no habla de “Estado social y democrático de Derecho” (muletilla del alcalde) por ser invento de la RDA de aquel Honecker a quien Villapalos colgaba medallas de oro.