martes, 18 de febrero de 2020

Deconstrucción


La Oposición 2020


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    El jefe de la oposición, Casado, que dedicaría el fin de semana a leer en familia la novela de su compañero Pons, “Ellas”, cuya lubricidad requiere de pin parental, ha sido invitado a recoger en La Moncloa la receta de las lentejas, o las comes o las dejas, cocinadas por un polifémico Junqueras, el Derrida de la situación, en el infiernillo de su chabolo y que constituyen el consenso separatista de la deconstrucción de España, fuera de lo cual todo es fascismo.

    Si la deconstrucción de España es legal, entonces es constitucional. Pero si es constitucional, entonces la Constitución es un fracaso.

    Esto ya les ocurrió a los Founding Fathers con su constitución confederal del 77, y como eran individuos modestos (salvo Jefferson), humildemente rectificaron para dar paso a la constitución federal del 87, que establece las reglas de gobierno como garantía de la libertad política, que es lo que la izquierda harvardiana quiere cargarse ahora.

    Aquí, en cambio, si reparas en la lógica constitucional que conduce a la deconstrucción de España te lapidan los liberalios, todos con sus barbitas “hípsters” postizas, como las mujeres de “La vida de Brian”. Muy fascista hay que ser, dicen, para desairar al tótem del 78, la Constitución, de la cual se puede decir lo que Quevedo del basilisco: “Si está vivo quien te vio, / toda tu historia es mentira, / pues si no murió, te ignora, / y si murió no lo afirma”.

    Tenemos pues, por un lado, el constitucionalismo liberalio, y por el otro, el federalismo de urinario (sin Duchamp), cosas que hablan los tíos cuando marcan territorio (¡como Churchill en la Línea Sigfrido!), y que también debe de ser constitucionalista, pues al frente de las Comunidades Autónomas en el Senado figura el filósofo Manuel Cruz, federalista ferino y, según todos los indicios, plagiario, con lo que la salida de España queda pendiente del federalismo que ese buen hombre plagie, el cómico de Proudhon o el serio de Hamilton.
    
Lo que diga Casado.