George Berkeley
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Visto lo visto en Barcelona, ¿quién va a ganar?
Cuando la guerra del 14 estaba Eugenio d’Ors en un pueblo catalán contemplando con amigos un mapa de Europa. Un payés miraba el mapa y de pronto dijo: “Ya sé quién va a ganar. Estos”. Y señalaba a Rusia. ¿Por qué?
–Pues porque les coge de bajada.
Desde la Constitución hasta el carácter nacional, mansueto, en España a los separatistas todo los coge de bajada. Sólo se les opone literatura, y bastante mala, sobre Democracia y Estado de Derecho. Una forma de gobierno y una tautología. Retórica adormilante de vulgares aduladores de conceptos que sólo son fetichistas de su denominación.
El miedo a la verdad y a la ley que impone el Consenso es tal, que la secesión de España constituye para los políticos “un golpe contra la democracia” (hombre, esto sólo podía decirlo Lincoln, y no lo hizo), y para los jueces, “una ensoñación”, cumbre, ay, del idealismo jurídico español (donde hay creación no hay interpretación, enseñó Emilio Betti), ocurrencia, al parecer, de un jurisperito gallego que ya se había asegurado la inmortalidad como promotor del uso del gallego en la justicia.
Del idealismo del obispo Berkeley (celta, al fin y al cabo), que niega la existencia de la materia, un psicoanalista, John O. Wisdom, cree que responde a “una expresión de la misma analidad inconsciente que le causó sufrir de colitis”. Es famosa la refutación del idealismo (¡otra ensoñación!) que hizo el Dr. Johnson, que dio una patada a una piedra y exclamó:
–¡Así lo refuto!
Será la piedra que en Barcelona, según la TV del Consenso, le cayó del cielo al policía que está en la UCI, mientras el ministro Mojito tiene a sus compañeros reciclando las pelotas de goma lanzadas para defenderse de los orcos armados con motosierras como la de Pérez de Armiñán para cortar el granito de Cuelgamuros que cubre a Franco, que, como nosotros, separaba funciones, no poderes.
–¡Así separo yo los poderes! –dirá Pandora, marcándose un Dr. Johnson con la motosierra.