miércoles, 30 de octubre de 2019

De los delitos de odio

Equipazo búlgaro:
Ivanov (fallecido) Lechkov, Mihailov, Yankov, Kostadinov y Penev
 Agachados: Kishisev, Yordanov, Stoichkov, Tzevetanov y Balakov

Francisco Javier Gómez Izquierdo

        El otro día en Sofía, capital de Bulgaria, el árbitro interrumpió dos veces el encuentro entre las selecciones búlgara e inglesa por insultos racistas y saludos fascistas del graderío hacia los jugadores británicos. La Uefa había castigado “un poco” en ese mismo partido a la Federación búlgara impidiendo el acceso a los fondos a sus aficionados por similar comportamiento anterior (sólo pudieron entrar unos cinco mil espectadores en el estadio Levski), pero como muy bien sabemos en Castilla “quien nace lechón, muere cochino”.

       No. El refrán no cabe en el presente caso. El odio y la estupidez humana no lo trae naturaleza. Se adquiere en diversas  escuelas Lo enseñan y explican orates y tarados y se obstinan en su práctica delincuentes. Balakov, el sensacional mediocampista hoy seleccionador de su país argumenta que en Inglaterra hay más racismo que en Bulgaria . El hombre puede que tenga razón, pero el sentido común nos dice que el hecho de que “el Chicle”, que será juzgado estos días, no haya asesinado a tantos como de Juana Chaos, un poner, no lo  exime de ser un asesino.
     
Un número considerable de aficionados búlgaros alardea de su racismo a los ojos de la Uefa y la Uefa, como procede,  ha castigado a la  no se sabe si díscola o incompetente Federación con el partido a puerta cerrada contra Chequia y una multa de 85.000 euros que con los 200.000 que no va a recaudar supone un bofetón considerable a la modesta economía de dicha Federación. Hasta Stohichkov, lloroso y avergonzado, pide la expulsión de su país de la Eurocopa. Bueno, a Stohichkov quizás haya que escucharle con ciertas reservas pues si su selección no estuviera ya eliminada a base de goleadas quizás saldría con la vena que los aficionados al fútbol conocemos. 

   Estimo pertinente comparar el nefasto comportamiento búlgaro con el cerrilismo de las hordas catalanas que andan prostituyendo el fútbol, la educación (¿qué van a saber los alumnos de estos cursos que en vez de a clase van a  apedrear españoles y autoridades, ¡bueno, y los anteriores!, de cuestiones científicas o racionales?) y la convivencia desde la altura intelectual que creen poseer con sus estómagos ahítos de la alfalfa del odio. Asimismo es de justicia señalar la decidida respuesta de la Uefa que tanto echamos de menos en nuestras autoridades, sobre todo en don Marlaska que además de Ministro del Interior es juez y tendría que ser sensible a  TODOS LOS DELITOS DE ODIO. ¿Qué tiene el público del Camp Nou contra el Real Madrid o Su Majestad el Rey que no tenga el Español, o el Prat contra Villarreal en 1ª como el Barça, o el Castellón en 2ªB como el Gimnástico de Tarragona? ¿Por qué se ha jugado el Barcelona-Valladolid, ¡Valladolit, castellana capital!, y no se jugó el Barça-Madrid? ¿Nadie quiere ver al público búlgaro que insulta y desprecia a Sterling o Rahsford en los febriles  energúmenos arropados de estelada y gritan su odio a los españoles en general y a Sergio Ramos en particular? 
   
 Al final va a resultar que la solución va a estar en la Uefa y en Stoichkov.