jueves, 4 de julio de 2019

Requerimientos

El Cacique del Área derriba una portería ante el Santos de Pelé
3 de Septiembre de 1974


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

En el Estado de Partidos la propiedad del escaño corresponde, por definición, al partido. Lo que pasa es que en España unos partidos se creen más propietarios que otros, y los peces gordos mandan a sus Romeros y Robledos (“¡los caciques del área!”, como llamaba Héctor del Mar a los Iselines Santos Ovejeros) a comerse a los peces chicos. O pasa el hombre o pasa el balón, pero nunca los dos.
El espectáculo mediático es fascinante, y recuerda al descrito por Fernández de Enciso en su “Summa de geografía” ante los caciques del río Sinú, que salieron contestones cuando los españoles les leyeron, “a viva voz”, el famoso “Requerimiento” de Palacios Rubios, mezcla de Orden de Registro y Declaración de Derechos redactada en Burgos:
Que en lo que se decía que no había sino un Dios –contestaron los caciques–, y que éste gobernaba el cielo y la tierra y que era Señor de todo, que les parecía bien y que así debía de ser; pero que en lo que decía que el Papa era señor de todo el Universo en lugar de Dios, y que él había hecho merced de aquella tierra al Rey de Castilla, dijeron que el Papa debiera estar borracho cuando lo hizo, pues daba lo que no era suyo, y que el rey que pedía y que tomaba tal merced debía ser algún loco, pues pedía lo que era de otros…
Los indios del Sinú estaban tan ayunos en teología católica como en cultura democrática los súbditos de la UE, que se han enterado por la prensa de que tienen, sin necesidad de votar, a Ursula Gertrud von der Leyen de presidenta (“¡una conquista de género!”), a Borrell de Gran Visitador diplomático (“los Estados Unidos lo único que hicieron fue matar a cuatro indios”), y de jefa de la Caja, a Lagarde (“Hola –dijo a Tsipras–, soy la jefa de los criminales y estoy dispuesta a seguir hablando, pero, por favor, con adultos en la sala”), de nariz superlativa, que, preguntada por el Brexit, respondió con un Solisrruiz:

Lo que necesitan los europeos es más tiempo para ver el fútbol.

No hay quien les tosa.