Foxá
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
El “New York Times” es como “El Jueves” de América, pero a veces quiere volver a ser lo que Tom Wolfe dice que fue, un periódico católico patrocinado por judíos para chasquear a los protestantes, y manda a prohibir… ¡el aire acondicionado!
–El aire acondicionado (AC) hará expandirse al protestantismo, que es un catolicismo de clima frío –escribía en ABC, verano del 51, Foxá, un Homero del AC bajo el ron de La Habana (“el trinomio de Cuba, superior al de la Revolución Francesa: ¡Ron, Café y Puro!”), en cuyo paisaje Hemingway “tenía físicamente algo de droguero en vacaciones”.
En el 51 la gente iba a veranear al cine, donde importaba más el AC que el título de la película. El AC, observa Foxá, nos despega del paisaje: “Cenamos como cubanos y dormimos como noruegos”. Y ama las paradojas: las habitaciones huelen a intemperie, y los paisajes, a alcoba. Como el hombre es producto del clima (ahí está el turre que Montesquieu, ¡antes que Greta!, nos dio con eso), el AC transformó la psicología de los países: la nueva lucha de clases se estableció entre una aristocracia refrigerada, europea y norteña, y unos campesinos cálidos y tropicales.
–Gracias al AC, los hombres del futuro tendrán nuevos decorados y múltiples escenarios. Pero ¿será por ello mejor la comedia?
El “futuro” somos nosotros y la comedia ha cambiado la lucha de clases por la lucha de sexos: el NYT manda a prohibir el AC para chasquear a los protestantes… y a los machos.
¡Señores, el AC es sexista! Ahora bien, ¿hay diferencia entre sexo y género? Según el Periodismo de las Elites, ninguna. Los genitales son meros “constructos” culturales, lo cual arruina las subversivas memorias de J. R. Ackerley, basadas en el tamaño del “constructo” paterno (digamos que John Holmes tenía un “constructo” cultural de 40 centímetros), y toda la poética de “vulvas oferentes” y “bálanos embravecidos” del bardo verdadero que hay en la Academia.
–Ojalá nuestro idioma fuera como el euskera, que no tiene género –suspira un periódico, que no sabe que el vascuence fue el pico que se daban Adán, muy jebo, y Eva, muy chirene, en el Paraíso.
John Holmes,
poseedor de un "constructo" cultural de 40 centímetros,
en algún lugar setentero de América