martes, 20 de febrero de 2018

La nada

Martín Chirino, Catalina Luca de Tena, Ed Lynch

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

La prueba de que como sociedad hemos alcanzado la neutralidad de la muerte cultural es la inauguración en Madrid de la antológica de Martín Chirino, único artista universal de España vivo: ni un solo político en la Marlborough, a excepción de Sánchez Sacristán, alcalde de Morata de Tajuña, pueblo adoptivo del escultor canario.

El presidente del gobierno estaba en el “As” haciendo alineaciones para colocar al gallego Iago Aspas en el Combinado Autonómico de Ramos & Piqué, y su ministro de Cultura y Propaganda, el Espartaco Santoni de Fahrenheit 155, ni siquiera devolvió acuse de recibo de la invitación.
Hablamos de un ministro con tres actuaciones memorables en el mundo de las artes plásticas que anticipaban el abismo de esta nada cultural y social de la que surgen nuevas masas hostiles a la cultura y al gusto tradicionales: la primera, exigir al público del Bernabéu un aplauso cariñoso al futbolista Piqué en el partido del Combinado Autonómico contra Italia; la segunda, distinguir al toreador de San Blas, Julián López, con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que un día sirvió para honrar a Rafael de Paula; y la tercera, poner todas las trabas que pueden ocurrírsele a un covachuelista para demorar la devolución del tesoro de Sigena ordenada por un juez.

Sin ministro a la vista a quien tirarle de la americana, tampoco aparecieron los políticos canarios para cumplimentar a una “gloria nacional” suya, después de la tabarra que han dado “para situar a Canarias correctamente en los mapas”, obligando a eliminar del mapa del Museo Arqueológico la “solución franquista” (?) que situaba el archipiélago en un recuadro “debajo de Baleares”.
A cambio, y eso que salimos todos ganando, allí estaba un amigo íntimo del herrero de las espirales, Ed Lynch, “additional photographer” en Woodstock, contando por qué Jimi Hendrix se marcó “un Marta Sánchez” con el himno americano, o lo maravillosa persona que fue Joe Cocker.
España y yo somos así, señora.