lunes, 26 de febrero de 2018

La colina de la Hamburguesa



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    En mayo del 69 el alto mando estadounidense destacado en Vietnam ordenó la toma de la colina 937, próxima a la frontera con Laos, por su inexplicable valor estratégico. A las tropas les llevó once días de ataques a sangre y fuego conquistar la colina. Las pérdidas en vidas fueron apabullantes, razón por la cual aquella posición, jalonada de carne picada, fue bautizada como “colina de la hamburguesa”. Dos días después de haber sido tomada, los conquistadores recibieron la orden de abandonarla, y de ella no volvería a saberse hasta 1987, cuando John Irving tuvo la ocurrencia de llevar aquella extraña historia al cine.

    Benzemá es la colina de la hamburguesa en el Madrid de Zidane. Tú lo miras y sólo ves una loma, pero el alto mando madridista insiste en que su valor estratégico es máximo en el control de las líneas de ataque del equipo. De hecho, Benzema es el único jugador exento de labores defensivas. ¡Qué no daría Alexis Sánchez por la bula de Benzemá! Alexis es el segundo salario de la Premier, pero no pone el entusiasmo correspondiente a la hora de defender, y en la prensa sus admiradores tratan de justificarlo con la teoría de que los extremos no se inventaron para la defensa.
    
Preguntaré a Beckham la próxima vez que lo vea si cuando él jugaba se quedaba mirando la portería o bajaban a defender –contestó Mourinho en Sevilla cuando le plantearon el caso–. Si tienes la posesión atacas, y si no la tienes, defiendes. Parece que algunos quieren inventar un nuevo deporte, pero yo no lo veo. En los equipos importantes todo el mundo ayuda.
    
Todo el mundo, menos Benzemá, que sale al campo liberado de servicio de defensa. Es más: la Liga es para él un programa de puesta a punto para el Gran Día, que es la eliminatoria contra Unai Émery en París.
    
En el papel del teniente coronel Weldon Honeycutt, Zidane dice que con Benzemá irá a muerte hasta el final. Cristiano lo sacó a saludar tras la asistencia que le dio en el primer gol al Alavés, y no se recuerda otro caso igual de Cristiano agradeciendo públicamente asistencias de un compañero. El delantero centro del Madrid lleva tres o cuatro goles en lo que va de temporada, cifra que a Cristiano le viene de vicio para sus “narcisinios. ¡Cuesta imaginarlo peleando por la piñata con un tal Luis Suárez!
    
Y mientras florece en el campo Benzemá, puesto entre algodones de público, prensa y entrenador (aunque ya predijo la marmota Phil de Punxsutawney que este año la primavera se retrasará seis semanas), se amurria en el banquillo Ceballos, el talento más prometedor del centrocampismo español, condenado por Zidane a régimen de “ostrakón”, con decisiones que coquetean con el “mobbing”, como sacar al jugador a falta de treinta segundos para el final… ¡del descuento! Pero Zidane “es buena gente” porque… “pide perdón a Ceballos”. Pensemos qué cosas se estarían diciendo, si llega a ser Mourinho quien se empecina en hacer jugar en el Madrid a su compatriota Pauleta al mismo tiempo que echa a perder al joven español con mejores actuaciones en la selección Sub-21.

    –Eres ejemplo de sacrificio y superación, todo está en ti campeón. Siempre voy a animarte en tu fútbol. Para decirte que tienes magia, que eres diferente a los demás –ha tenido que salir a animar a Ceballos su hermana en Instagram.

    Ceballos vino en verano a disputarle un puesto a Modric, el centrocampista-hámster, y antes de terminar el invierno Zidane lo tiene convertido en una especie de niño del Domund que da lástima a todo el mundo.

    –Peor lo tiene Ceballos –es la nueva frase de moda en la industria de la consolación castiza.
    
El pipero despedido del trabajo o abandonado por la novia oye “peor lo tiene Ceballos” y se queda más tranquilo. ¿Sabrá Zidane quién es Ceballos? “Sí, el único día que jugó metió dos goles al Alavés en Vitoria”, vino a reconocer Zidane en rueda de prensa. Bien mirado, dos goles en un partido son casi los mismos goles de Benzemá en una temporada. Puestos a buscar motivos de la toma a toda costa de la colina de la hamburguesa...

Los Mismos

EL LAZO AMARILLO

    La Federación Inglesa ha expedientado a Pep Guardiola, entrenador del Manchester City, por lucir un lazo amarillo, que es el símbolo del golpismo catalán. Guardiola, un barón Munchausen de la mentira, alega, con lógica propia de un orate, que lleva el lazo “por dos personas, los Jordis, que defendieron algo como votar, y para estar en prisión hay que hacer algo grave”. Los separatistas catalanes repartieron ayer lazos amarillos en el estadio de Wembley a ritmo de “Los Mismos” (“Now the whole damn bus is cheering / And I can’t believe I see / A hundred yellow ribbons…”), antes “Los Jollys”, de quien toman la idea “Los Jordis” con su fanboy Guardiola, y que fueron los primeros españoles en atar una cinta amarilla alrededor del viejo roble: “Si al final no puedo hallar, / Esa cinta amarilla en el lugar, / Me sentiré de nuevo / En prisión y lloraré, / Con el autobús me iré, / Y te olvidaré, / Y te olvidaré…”