Halcones y palomas
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Bernabéu siempre decía que Franco (que le parecía “un meapilas”) “sabía más que la paloma azul”.
–¿Lo has visto? De todo, de la guerra, de la paz, de todo sabe éste más que la paloma azul –dijo el duque de Pinohermoso a Pemán, que salía de su primera audiencia con el general.
(Y pensaba Pemán: “Lo malo es que no existen palomas azules”.)
Es lo mismo que ahora los pinohermosos sorayos te susurran de María Soraya, la paloma azul del marianismo:
–Sabe más que la paloma azul.
Por eso será que en sus manos está el 155, que es como la chica del 17 constitucional (“Dónde se mete / la chica del 17, / de dónde saca, / pa tanto como destaca”). Dice que lo aplica en defensa de… ¡la democracia avanzada!
La democracia representativa no es ni avanzada ni retrasada: es o no es. Otra cosa ya no sería democracia política, sino ideológica, y de ésa hay tantas clases como ideologías. La “democracia avanzada” que dice defender María Soraya con el 155 es un invento del comunista venezolano Pollito Pío.
–La rebelión de Barcelona ni es por el güevo ni es por el fuero –nos dejó dicho nuestro grande Quevedo de la de 1640.
Y aquí seguimos en 2017: entre el fuero del 155, que no dice nada (“Aplicar el 155 puede suponer muchas cosas porque dice muy poco”, avisó María Soraya, lo que hace del presidente de turno un Cromwell), y el huevo de Pollito Pío y la Paloma Azul.
Para dirimir entre el fuero y el huevo acude Margarita Robles, que no se sabe si es jurista porque estuvo en el Supremo y se pasó a la política con la idea de que se le podía guardar la silla, o porque, al cabo de 40 años votando leyes con disciplina de partido, descubrió la prohibición constitucional del mandato imperativo para escaquearse de una multa del partido por una vez que votó en contra de sus jefes.
Darwin resolvió el origen de las especies por un criador de palomas que le dijo que en tres años producía cualquier clase de plumas, pero que necesitaba seis para obtener una cabeza y un pico.