La cruz de Tàpies que con la Reforma Constitucional deberemos poner
los españoles de segunda en la declaración de la renta
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Hasta aquí llegó el 78.
–Marchemos francamente, y yo el primero, a la Edad Media por la Reforma Constitucional –dicen los setentayochistas con tal de que no les toquen el cocido.
Para salvar esta crisis hay que saber que España no nació en el 78, y eso se sabe volviendo a leer a don Claudio Sánchez Albornoz, cuyo paisano don Pedro Dávila, en un enorme ventanal de su palacio de la plaza de la Fruta, abierto en respuesta a la decisión judicial de tapiarle un portillo en la muralla, hizo esculpir esta inscripción: “Donde una puerta se cierra otra se abre”, que podría encabezar la Constitución reformada con la que España volvería al “fraccionamiento regnícola de estirpe medieval”, y los reinos serían los que nunca lo fueron.
A la ortegada “Castilla hizo a España y la deshizo” contestó felizmente Albornoz (con grande contento de Unamuno): “Castilla hizo a España y España deshizo a Castilla”. Ahí estamos.
Castilla no instauró el centralismo hispano (obra de la tradición francesa de los Borbones): sus reyes fueron tan trashumantes como sus merinas. “¡Fernando III nació debajo de una encina!”
Durante siglos, según Albornoz, fue enormemente desigual la aportación al erario hispano de los moradores de los reinos de la corona de Castilla y la de los moradores de Aragón, Valencia y Cataluña, mientras aumentaba la riqueza catalana con el eje Barcelona-Génova que sustituyó al eje Castilla-Flandes.
–Al forjar la España futura no deben olvidarse otras realidades. Vasconia y Cataluña han ordeñado y siguen ordeñando a su placer la vaca española. Podrán idearse fórmulas de convivencia muy distintas para articular la España del futuro. Pero que no se sueñe en volver a hacer de Castilla la cenicienta de la Península. Hermandad política, sí, pero con igualdad fiscal para todo los que quieran seguir siendo españoles. Y punto final al ordeño de la vaca española.
Lo dijo en el 77, sin eco. Ahora, díselo a esos “botiguers” supremacistas de la cruz de Tàpies.